Por Enrique Huerta
CANCÚN, Q. Roo.- Ante las constantes alzas de precios por el consumo de energía eléctrica en Quintana Roo, que han derivado en más de 400 amparos de empresarios en contra de la CFE, cada vez son más los que analizan otras alternativas que no han sido explotadas hasta la fecha. Son las llamadas energías limpias, que hoy son opciones que además, nos permitirán aportar en el cuidado de los recursos naturales de los que dispone nuestro estado.
LAS VOCES
El diputado federal Luis Alegre Salazar destaca que el tema de los costos de la energía eléctrica es un problema serio para todo el país, y que se observa en las quejas del sector hotelero y restaurantero, que han acusado incrementos de hasta 300%, lo que ha significado un flagelo para la fuerza productiva y que, incluso, ha ocasionado dificultades hasta para completar para la nómina.
“Como diputados sabemos que si CFE tiene un déficit, los mexicanos lo tenemos que pagar, pero como están manejando la tarifa, a la planta productiva, quien genera el empleo para que todos tengamos bienestar, la están estrangulando. Van a cerrar negocios, a empezar a despedir gente si no se baja esa tarifa”, señala el también presidente de la Comisión de Turismo en la Cámara Baja.
Las energías verdes, apunta el legislador, son una gran ventana de oportunidad para atender la demanda energética de todo el país, pero se debe buscar la manera de que éstas sean costeables ÔÇôy, como pensando en voz alta, desliza que quizá a través de subsidiosÔÇô, ya que con los costos que se manejan hoy en día, el margen de recuperación se alarga hasta 10 años, periodo en el que se vuelve necesario actualizar los equipos y reinvertir en ellos.
“Necesitamos buscar tecnologías que sean rentables que no sólo sean por el beneficio del planeta sino también para que económicamente tengan sentido. A lo mejor con los incrementos de costos se podría recuperar en cinco o siete años, pero aun así, la decisión de invertir cuando no tienes con qué pagar la nómina, no está tan fácil”.
LA VISIÓN ACADÉMICA
Víctor Manuel Romero Medina, profesor investigador de la Universidad del Caribe (Unicaribe), coincide en que los costos de instalación de las energías limpias son bastante elevados, pero asegura que, en el mediano plazo, es una inversión que se puede compensar.
Señala que hay proyectos, como las celdas fotovoltaicas, en los que se puede recuperar el dinero en un periodo de seis o siete años. La instalación puede costar alrededor de 80 mil pesos para una casa de dos niveles, pero considerando un consumo de mil 500 al mes, se estaría recuperando en dicho período, sólo con el mantenimiento preventivo de los equipos.
“Bien instalados, los equipos duran 20 o 25 años, aunque sí, el problema inicial es el costo. (Estos equipos) no han podido dar el salto a la producción en masa porque no hay capital de inversión”, reconoce el académico.
Destaca que se necesitan inversionistas que sepan y tengan confianza en que los proyectos le van a redituar.
Lo mismo sucede con el desarrollo de proyectos de investigación, el costo es elevado pero si se considera una posible producción en serie, la inversión inicial se reduce bastante.
“Actualmente impulsamos (a los estudiantes) a desarrollar generadores eólicos, a entender cómo funcionan las celdas fotovoltaicas y cómo funciona una instalación de sistemas de este tipo, ya sea para una casa, una empresa, un hotelito. De hecho, hay estudiantes que crean su propia empresa y se dedican a instalar celdas fotovoltaicas”.
Dentro de las aplicaciones de estas celdas, por ejemplo, ya se tiene diseñado un barco solar, que no se ha construido porque no se ha podido financiar el proyecto. Inicialmente, hace dos años, se comenzó a desarrollar como una investigación para la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) con el objetivo de diseñar un barco que no fuera ruidoso, no contaminara ni consumiera combustibles fósiles.
La embarcación fue pensada para los estudios de flora y fauna de la Secretaría, por lo que está inspirada en barcos pequeños con motor fuera de borda, solo que aprovecha la energía solar y puede transportar hasta ocho personas y una mesa de traslado para hacer investigación.
Este proyecto se suma a la decena de iniciativas que Unicaribe soporta como proyectos de investigación, muchos de los cuales han surgido como proyectos en el aula. Todos enfocados en la energía solar, lo que le ha valido a la institución figurar como miembro de la Asociación Nacional de la Energía Solar desde hace una década.
Para el investigador, los avances tecnológicos actualmente permiten el desarrollo de este tipo de energías, y la zona así lo permite. Por ejemplo, en Boca Paila (cerca de Tulum) hay diferentes hoteles ecológicos que no cuentan con conexión eléctrica de la CFE y usan celdas fotovoltaicas o generadores eólicos de baja capacidad.
En el sur del estado, desde mediados de año, la Universidad de Quintana Roo (Uqroo) lidera un proyecto de energía eólica a través de la red Laboratorio de Energía Renovable del Sureste (Lenese), iniciativa conformada por diversas instituciones de educación superior y centros de investigación de los tres estados de la península.
Con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), los investigadores de la red Lenese buscan desarrollar tecnología aplicable en energía solar, eólica y de hidrógeno, con un techo presupuestal de casi 50 millones de pesos. En este contexto, la Uqroo cuenta con un laboratorio especializado y se espera concluya el proyecto en 2019.
Además, se prevé la formación de 49 especialistas en la materia dentro de la región, lo cual irá acompañado de estudios de mercado para el sector turístico en el que se identifiquen las oportunidades de inversión en energías renovables, así como un catálogo de servicios para el sector empresarial y dependencias de gobierno.