Finanzas24
Por: Alfredo Huerta
Correo: ahuertach@yahoo.com
Todo apunta a que la fiesta en los mercados está por concluir. Habíamos comentado que después de un enero espléndido con reacciones de alza rápidas frente a las caídas del último trimestre de 2018, era muy difícil que ante una clara desaceleración de la economía mundial los mercados mantuvieran su ritmo de reacción.
También comentamos que febrero es un mes donde los mercados tienden a descontar en gran medida lo bueno o lo malo de enero, para que a partir de marzo y hasta julio veamos un aumento en la volatilidad de los mercados.
Por lo general, esto sucede cíclicamente durante el primer año del nuevo Gobierno en México y en el tercer año de Gobiernos americanos. Dentro de la volatilidad, cuando ha habido tendencias de alza, se debe a los bajos niveles de tasas de interés y un Gobierno americano con crecimiento económico y que apoya la candidatura de Trump hacia un nuevo período.
En esta ocasión, la Fed ha ido normalizando las tasas de interés en Estados Unidos, mientras que en México se mantienen elevadas. Además, las economías transitan por una desaceleración.
Por ello, evaluando eventos como el conflicto comercial de Estados Unidos con China y el problema de la protección intelectual, el Brexit con alta incertidumbre ayuda un poco el probable acuerdo entre el Gobierno americano y el Congreso faltando la aceptación de Donald Trump, además de algún otro evento, nos inclinamos por una volatilidad con movimientos con mayor sesgo negativo. A los mercados de capitales les hace falta un ajuste de baja adicional con un dólar que podría seguir reaccionando.
En México, HR Rating disminuyó la previsión de crecimiento 2019 a 1.7% anual ante una desaceleración en el consumo y la inversión. MoodyÔÇÖs ha comentado que la cancelación de la subasta de energía renovable es negativa para el sector energético. Plantea dudas sobre la apertura al sector privado y del compromiso de México con la inversión de energías renovables.
La presente administración buscará renegociar contratos firmados con las empresas generadoras de energía eléctrica con el objetivo de reducir los precios de los energéticos. Ojalá que esto no implique en el tiempo interrupciones de suministro de energía que afecte al comercio, a la producción y/o sector residencial.
Esto se suma a varios eventos que ponen en cuestionamiento inversiones privadas en el corto plazo. Además, no se ve claro sobre los tiempos en donde el Congreso americano analizará la posible ratificación o cambios en el T-MEC.
Por ello, la actividad económica nacional tendrá un desempeño muy modesto en este primer año de Gobierno.
Ojalá que todas estas acciones vayan tomando forma y le den la razón al Gobierno federal para que hacia 2020-2021, cuando se estiman crecimientos económicos aún menores en Estados Unidos, nuestro país pueda empezar un ciclo económico que supere 2.0% anual de crecimiento y genere confianza hacia las inversiones privadas de largo plazo.
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