Por Eugenio Pacheco
Chetumal.- Cerca del inicio de la temporada de huracanes, al menos diez municipios del estado no cuentan con un atlas de riesgo actualizado, lo que ponen en peligro a la población quintanarroense al no permitir a las autoridades municipales medir y contrarrestar los efectos de los desastres naturales, ante la falta de este instrumento.
El coordinador estatal de Protección Civil, Adrián Martínez Ortega, consideró necesario que las autoridades municipales hagan la actualización del documento, con el que pueden tener conocimiento de los fenómenos que suelen impactar a Quintana Roo.
Reiteró el llamado a los gobiernos en los municipios que iniciaron sus administraciones en septiembre pasado, sobre todo a los de José María Morelos, Bacalar, Puerto Morelos y Lázaro Cárdenas, donde no cuentan con información para poner al día su atlas; aunque Bacalar opera de manera supletoria con el de Othón P. Blanco.
Subrayó que actualmente solo el municipio de Solidaridad lo ha renovado, mientras que Felipe Carrillo Puerto ya trabaja en ello y Benito Juárez inició los trámites, pero lo dejó inconcluso.
“El estado de Quintana Roo cuenta con un atlas, y los municipios deben tener uno bien hecho”.
En el caso de Felipe Carrillo Puerto, dijo que podría ser la Universidad de Quintana Roo la que lleve a cabo el estudio necesario, a fin de no contratar a una empresa privada que más tarde no les cumpla, como ocurrió a nivel estatal.
Insistió en que es responsabilidad de los ayuntamientos llevar a cabo estos trabajos, ya que no solo son importantes para la prevención de desastres naturales, sino también para el desarrollo urbano, al asegurarse que no sea un área peligrosa para los ciudadanos.
Dijo que las demarcaciones que no cuentan con el atlas incumplen con la Ley General de Protección Civil, la cual señala que cada uno de los municipios debe tener uno para proteger a su población.
Afirmó que hay recursos federales del Fondo Nacional para la Prevención de Desastres Naturales (Fopreden) y del Fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento de los Municipios (Fortamun), que las comunas pueden solicitar para actualizar este documento.
Incluso hay programas con los que pueden bajar el 100% del costo, que oscila entre un millón y siete millones de pesos, resaltó. Indicó que como coordinación estatal no puede obligar ni sancionar a los municipios que no cumplan con este requerimiento, debido a que son autónomos y que en todo caso sería la Contraloría del estado o la Auditoría Superior la que pudiera intervenir.
PRIMER PRONÓSTICO
El experto en huracanes Philip Klotzbach, de la Universidad de Colorado, Estados Unidos, emitió su primer pronóstico para la temporada de huracanes 2019 en el Atlántico.
Según el investigador, se espera una temporada ligeramente por debajo de lo normal con la posible formación de 12 tormentas de las cuales cinco podrían convertirse en huracanes y dos de estos se prevé sean intensos.
AFECTACIÓN DE RECURSOS MADERABLES POR HURACANES
Los huracanes son históricamente más devastadores que los incendios forestales respecto a la selva y los recursos maderables de Quintana Roo, de acuerdo a los registros de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) en la entidad.
La información establece que en la historia del estado, al menos cinco fenómenos hidrometeoro lógicos han afectado 2.5 millones de hectáreas, y aunque muchos árboles se han regenerado, las pérdidas en metros cúbicos de manera, y las económicas, son incuantificables.
Actualmente está por finalizar la etapa más crítica de la temporada de incendios, que esperan cerrar de manera formal el 15 de junio con menos de cinco mil hectáreas siniestradas, y al menos el 50% se refieren a selva baja o arbustos sin mayor valor como recursos maderables.
El riesgo de afectación es mayor en la temporada de huracanes, tomando en cuenta el acumulado histórico.
La cifra de afectación más significativa por incendios se registró en 2011 con 11 mil hectáreas de selva dañadas, y apenas la mitad se refiere a recursos maderables.
Según un informe de la Conafor, las conflagraciones pueden ser controladas, hacer campañas de prevención y control, entre otros; pero con los fenómenos hidrometeorológicos no, pues el huracán no respeta y se pierde mucho.
La Comisión consigna que toda la madera que puede aprovecharse de los árboles que caen por huracanes se pierde, por la tramitología y lo costoso de la logística que se requiere para sacarla de la selva, y las pérdidas económicas son incuantificables.
Actualmente, en las zonas de afectación hay aún una gran cantidad de madera derribada, porque es muy complicado y costoso, logísticamente hablando, sacar ese material, aunque los ejidos forestales en el pasado han podido hacer algo cuando, pues se les otorgan permisos rápidos de aprovechamiento, pero es muy complicado hacer la extracción, y en algunos casos pretendieron usar ilegalmente el permiso para sacar madera aún en pie.
RECUENTO
En 2017 una tormenta pasó sobre Noh-Bec sin hacer un daño importante.
El más fuerte fue Deán, y hace alrededor de 23 años Opal y Roxana atravesaron las zonas forestales; se calcula que afectaron 2.5 millones de hectáreas con vocación altamente forestal.
En las zonas donde existe una mayor cantidad de superficie siniestrada se calcula que se han perdido alrededor de 30 mil toneladas de material vegetativo, que se desperdician porque ahí se queda en pudrición.
En la legislación federal no existe una reglamentación específica o una normatividad legal que indique qué hacer con los recursos maderables si pasa un ciclón.