Por Eugenio Pacheco
CHETUMAL, Q. Roo. ÔÇô Autoridades de los tres niveles de Gobierno deben extremar medidas para proteger la bahía de Chetumal tras la apertura al desarrollo turístico, pidió Héctor Hernández Arana, investigador del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), especialista en ecosistemas costeros.

Aseguró que, tras la entrada en vigor del nuevo Programa de Desarrollo Urbano (PDU), que permite la construcción de desarrollos turísticos y hoteles de hasta siete pisos en los más de 15 kilómetros del bulevar costero, es necesario vigilar el cumplimiento de las normas ambientales en los edificios y tomar en cuenta los estudios ambientales que se realizan.

Celebró que el documento someta a regulación a las zonas de humedales que se ubican en la sabana al norte de la capital, y en donde los asentamientos humanos ya amenazan el ecosistema, donde existe gran variedad de especies de la flora y fauna endémica.

Reconoció que ya hay afectaciones en el mangle, que continúan bajo presión de los desarrolladores y de la población en general, que insiste en edificar sin observar los cuidados que deben tener.

Recordó que el cuerpo de agua muestra un significativo aumento en la presencia de agentes contaminantes, provenientes de pesticidas, fertilizantes y materia fecal, que podrían poner en riesgo la flora y fauna, así como limitar el uso recreativo que le da la población, y advirtió que la situación podría agravarse si los desarrolladores no cumplen con la normativa.

El académico explicó que no puede hablarse todavía de un problema o una amenaza de salud; sin embargo, se han duplicado los lugares con la presencia de agentes contaminantes.

Aseguró que no hay pruebas de que aumente la cantidad de pesticidas y fertilizantes empleados, lo que sí han documentado, es que estos están dispersándose en la bahía y ha incrementado su alcance.

Precisó que la presencia de coliformes fecales tiene una elevación importante, debido a que más del 30% de la ciudad no cuenta con sistema de drenaje sanitario y vierte sus aguas negras en fosas sépticas tradicionales que, por el escurrimiento pluvial se lavan hacia la bahía.

Finalmente, Hernández Arana llamó la atención sobre el aumento de las zonas agrícolas que, que a través del Rio Hondo siguen vertiendo los lixiviados de sus fertilizantes y sus pesticidas hacia la bahía, que ya empiezan a llegar al Santuario del manatí.

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