Finanzas24
Por: Alfredo Huerta
Correo: ahuertach@yahoo.com // Twitter: @1ahuerta
Esta semana será el turno para la decisión de política monetaria del Banxico. En un contexto global, la expectativa es que mantenga sin cambio la tasa de interés en 8.25% anual. Hoy sabemos que es una tasa sumamente alta, si lo medimos por el spread que se paga vs. la tasa de referencia de Estados Unidos en 2.5% anual y la medición de otros países, en especial con quienes tienen calificaciones similares a la de México.
Sin embargo, también sabemos que este spread de 575 puntos base ha representado un “colchón” para la estabilidad, primero, del peso mexicano -hasta el momento- y, segundo, para que la inflación pueda ir alcanzando el objetivo del banco central hacia 3.0% +/- 1.0%. El tipo de cambio es relevante para la inflación, y el Banxico lo sabe.
Por otro lado, consideramos que existen muchas interrogantes sobre el crecimiento económico de México y el mundo en este 2019, pero también hacia 2020 y 2021, cuando menos.
Tendrá dentro de su análisis un ambiente externo adverso hacia el crecimiento global en virtud del conflicto comercial de Estados Unidos con China.
La imposición de aranceles a 25% para productos importados desde China de 250 mil millones de dólares (50,000 + 200,000 MD) tendrá un efecto anual de 62 mil 500 millones de billetes verdes que impactarán de alguna forma al crecimiento de la economía mundial. Pero aún queda pendiente la posible respuesta de China, que hasta el momento ha impuesto aranceles entre 5 y 10% a productos importados desde Estados Unidos por el equivalente a 110 mil millones de dólares, que representarían en promedio otros ocho mil 250 millones de dólares como impacto al crecimiento mundial de alguna forma.
Los mercados mantenían una expectativa de un pronto acuerdo entre ambos países, que la semana pasada se desvaneció. Donald Trump da un mes para que se alcance “el acuerdo de entendimiento” o impondrá aranceles de 25% a otros 325 mil millones de dólares, que en su caso sumarían otros 81 mil 250 millones de dólares como impacto negativo de alguna forma hacia la economía mundial.
A todo esto hay que sumarle el riesgo Irán, su sanción económica y el riesgo sobre el acuerdo nuclear, Corea del Norte y sus nuevos lanzamientos de misiles, y Europa y Japón con bajo crecimiento económico, entre otros.
Por el lado interno, diversos indicadores de la economía como la producción industrial, la desaceleración en el consumo privado, la caída en la Inversión Fija Bruta, la inflación en abril por arriba de lo esperado, la falta de ratificación del tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá (T-MEC), las decisiones políticas del actual Gobierno en torno ahora a la construcción de la refinería, la expectativa del mercado por conocer el Plan de Fortalecimiento financiero “urgente” y la estrategia para Pemex de 2019 a 2024, así como la respuesta de las calificadoras crediticias, entre otros, generan que nuestra economía muestre un bajo desempeño en el crecimiento económico y una falta de inversión privada a largo plazo.
El Gobierno ha sido disciplinado entre el ingreso y gasto público para mantener el superávit primario hasta ahora de 0.4% al primer trimestre del año. Pero la falta de un gasto público afecta también el crecimiento futuro de la economía.
Por el lado positivo, el intercambio comercial con Estados Unidos se ha mantenido bien, inclusive las exportaciones mexicanas superaron a las chinas en marzo. También las remesas familiares se mantienen con buena dinámica.
Con todo esto, el Banxico no podrá aislarse de la Fed y el spread que mantiene con la tasa de referencia a 8.25% deberá continuar en momentos donde la volatilidad de mercados va en aumento.
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