Por Ricardo Hernández
CANCÚN, Q. Roo.- La pesca furtiva de langosta, encabezada por cooperativas que faltan al reglamento y pescadores independientes, está afectando al norte del estado, señaló el director de Razonatura, Kim Ley Cooper.
“El mercado negro de esta fauna marina, en esa zona de la entidad, pone en riesgo a ésta y otras especies”, alertó.
“Desde Playa del Carmen hasta Cancún es complicado, porque hay mucho pescador furtivo no regulado, que no tiene los permisos o las concesiones, y si las tienen, no necesariamente pueden controlar a los que realizan esa actividad” comentó.
Para contrarrestar estas prácticas ilegales, Ley Cooper encabeza un proyecto en el cual se promueve la caza sustentable de langosta, llamado Slow Food, en oposición al modelo de comida estadounidense y muy difundido por todo el mundo: fast food.
“(Es) un proyecto apoyado por la iniciativa EU Biodiversity for Life, de la Unión Europea, y ejecutado en alianza entre Colectividad Razonatura y Fundación Amigos de Sian KaÔÇÖan (México), Slow Food (Italia), Fundación ACUA y Corporación Coralina (Colombia)”, explican en su página oficial.
“Tiene como objetivo la protección de la biodiversidad marina del Caribe y el desarrollo de modelos de uso sostenible de los recursos alimentarios en las áreas protegidas”, añaden.
El proyecto se lleva a cabo en dos de las áreas Naturales Protegidas del estado: Sian KaÔÇÖan y Banco Chinchorro.
“Parte de la idea es que el público en general sepa que (la langosta que ofrecemos) viene de una pesca sustentable, de un esfuerzo detrás: que es capturada con ciertos criterios, entre ellos, el respeto a las vedas y a los ejemplares que no han llegado a la madurez sexual, así como a las hembras que llevan consigo huevos (ÔǪ) Tampoco usamos tanques de oxígeno, bajamos a pulmón”, dijo.