Por Ricardo Hernández
CHETUMAL, Q. Roo.- Banco Chinchorro, uno de los últimos bastiones de conservación de coral, ya ha sido contagiado por el síndrome blanco, informó la Comisión Nacional de áreas Naturales Protegidas (Conanp) en un estudio detallado sobre el caso.
El área, ubicada en el sureste de Quintana Roo, constituye un recurso natural de gran importancia regional y forma parte del segundo sistema arrecifal más grande del mundo.
Su relevancia se debe a que, entre los servicios ambientales más importantes que brindan los arrecifes y otros ecosistemas asociados, está la prevención en las costas ante el daño causado por las tormentas y huracanes.
En particular, Banco Chinchorro es especial porque está conformado por una gran biodiversidad marina, con especies raras, amenazadas y en peligro de extinción, y porque es considerada como un sistema arrecifal tipo Falso Atolón, único en México y de los más grandes de su tipo en la región Mesoamericana.
De acuerdo con el informe, fue el pasado mayo que se llevó a cabo un primer monitoreo de arrecifes, a cargo de los guardaparques de la Reserva de la Biosfera de Banco Chinchorro y el Parque Nacional Arrecifes de Xcalak; fueron cuatro biólogos buzos, un capitán y un marinero.
El objetivo era realizar una prospección y, en su caso, confirmar la presencia del síndrome blanco en nueve sitios: al norte, oeste y sur del lugar. El trabajo precedía el monitoreo sobre esos mismos sitios realizados por la iniciativa HealthyReefs.
Los resultados arrojaron que el sitio más afectado es el identificado como HR-ID: CHI04, en el cual han enfermado 1.3% de los corales de esa área.
El lugar cuenta con, aproximadamente, 10 metros de profundidad. Las especies más abundantes son Agaricia agaricites, S. sidérea y Montastraea cavernosa.
En esa superficie había 235 corales normales, 43 pálidos, tres parcialmente blanqueados, dos blanqueados y cuatro enfermos.
El método utilizado por la Conanp es llamado Barra Caída y Patada, y la dependencia lo define así: “Un método de evaluación rápida que consiste en describir las condiciones y características de 150 a 200 colonias, usando una cinta de 30 m como guía y una barra de PVC de un metro con cinco marcas cada 25 cm, colocada aleatoriamente entre el arrecife, para posteriormente recolocarla después de tres o cuatro patadas”.
Y explica: “Las colonias de coral que caen en las marcas son registradas en un formato especial hasta el nivel de especie, evaluando las tres categorías de severidad de blanqueamiento: Pálido =P (1-100%), parcialmente blanqueado =PB (1-79%), blanqueado =BL (80-100%)”.
“También se registran especies no afectadas como normal =N y con algún porcentaje de mortalidad (reciente, transicional o antigua). Las enfermedades y otros padecimientos de igual manera son registradas”, agrega.
En el sitio HR-ID: CHI01 había 214 normales, 61 pálidos, cuatro parcialmente blanqueados y uno enfermo.
En el sitio HR-ID: MX2078: 233 normales, dos parcialmente blanqueados, uno blanqueado y uno más enfermo.
En el sitio HR-ID: MX2080: 207 normales, cinco parcialmente blanqueados y uno blanqueado.
En el HR-ID: CHI03: 236 normales y uno parcialmente blanqueado. En el HR-ID: CHI05: 239 normales, 37 pálidos, cuatro parcialmente blanqueados y uno blanqueado.
El HR-ID: MX1075 es el mejor conservado, pues hay 244 corales normales y sólo 40 pálidos.
En el HR-ID: MX3082: 270 normales, 34 pálidos, dos parcialmente blanqueados, uno blanqueado y otro enfermo.
Por último, en el sitio HR-ID: 40CNC / 40 Cañones Norte Control se reportaron 302 corales normales, 23 pálidos, cinco parcialmente blanqueados y uno enfermo.
En el caso del síndrome blanco, reconocen, aún es muy incierto identificar el factor que la causa; sin embargo, sí se sabe que es una amenaza que ha acabado con 90% de los corales en Florida, Estados Unidos.
En ese estado es donde se detectó por primera vez esta rara enfermedad en 2014. Cinco años adelante, sólo 10% ha sobrevivido. En el caso del Caribe Mexicano, más del 30% de los corales ha muerto a causa de la infección.
La Conanp describe así la enfermedad: “A menudo aparece inicialmente en el borde de la colonia y se propaga hacia arriba. Se caracteriza por un esqueleto intacto blanco recién expuesto que puede cubrirse de algas en un plazo de tres a siete días. Las lesiones por pérdida de tejido también pueden comenzar como parches o manchas dentro del tejido intacto que pueden aumentar de tamaño y fusionarse”.
“Algunas especies como M. cavernosa pueden tener tejidos blanqueados adyacentes a la lesión con pérdida de tejido. Para el caso de S. sidérea presenta una o más áreas de decoloración oscura que pueden estar presentes en el tejido restante al mismo tiempo que la pérdida de tejido”, finaliza.
Especies vulnerables
Entre los hallazgos más relevantes en este documento es el diagnóstico que hace la Conanp sobre las especies de coral más susceptibles a adquirir la enfermedad y, por ende, a morir.
“Se ubican aquellas de progresión rápida y mortalidad total, que van desde una semana para colonias más pequeñas hasta la aniquilación en uno o dos meses meses para colonias más grandes”, detalla la Conanp.
“Por lo general, Meandrina meandrites y Dichocoenia stokesii son los primeros en verse afectados en los sitios, seguidos de Colpophyllia natans, y poco después las demás comienzan a mostrar signos de enfermedad: Diploria labyrinthiformis, Eusmilia fastigiata, Diploria strigosa, Diploria clivosa, Dendrogyra cylindrus”, añade.
Hay algunas que han mostrado más resistencia. Regularmente, la pérdida de tejido en ellas suele ocurrir aproximadamente un mes después del inicio en especies altamente susceptibles, pero muy pocas también pueden mostrar signos de enfermedad antes o a medida que éstas se ven dañadas.
“Las colonias más pequeñas mueren en meses y las más grandes pueden mostrar nuevas lesiones que continúan, con la posibilidad de morir al cabo de algunos años: Montastraea annularis, Montastraea faveolata, Montastraea franksi, Montastraea cavernosa, Solenastrea bournoni, Stephanocoenia intersepta, Siderastrea siderea”, se lee en el documento.
Por otro lado, la Conanp hace un exhorto a no confundir el síndrome blanco con la plaga blanca. Esta última es una enfermedad morfológicamente muy parecida a la primera, pero que se diferencia en que las lesiones comienzan generalmente en el margen o la base de las colonias afectadas y no dispersas en cualquier sitio de la colonia.
“Hasta la fecha, el síndrome blanco no ha mostrado patrones estacionales en la pérdida de tejidos relacionados con el calentamiento o enfriamiento de las temperaturas oceánicas, por otro lado, la plaga blanca ha disminuido en los meses de invierno cuando las temperaturas se enfrían”, aclara.
El costo total por el estudio fue de 11 mil 500 pesos: 7 mil pesos de combustible y 4 mil 500 de alimentos.
Sin embargo, en el precio no se considera equipo, tanques, llenado, mantenimiento de embarcación, ni sueldos de personal, siendo cubierto con recursos externos.