Por Ricardo Hernández
ISLA MUJERES, Q. Roo.- Especies de aves como el rascón de cuello canela, charrán rosado y el pato real mexicano están en peligro de desaparecer en corto o mediano plazo a causa de la descomposición de las lagunas salinas de Isla Mujeres, alertan especialistas de las universidades del Caribe y Autónoma de Yucatán.
De acuerdo con una investigación elaborada por Rosiluz Ceballos Povedano, de la Unicaribe, y Roberto Carlos Barrientos Medina, de la UADY, publicada recientemente en la revista Ecofronteras, el fenómeno se debe al deterioro del hábitat; es decir, las lagunas salinas de Isla Mujeres.
Y es que los tres cuerpos de agua, Salina Grande, Salina Chica y Salina Mundaca, han perdido sus propiedades y se han tornado en lagunas dulces pues las interconexiones que tenían con el mar se obstruyeron cuando se construyó, hacía el último tercio del siglo pasado, la carretera que conduce al parque arrecifal El Garrafón.
"De modo que el líquido embalsado (acumulado por los efectos de la construcción) conformó lagunas aisladas y en poco tiempo murieron muchas plantas y animales, además de que algunas especies de fauna migraron", apuntan los investigadores.
Isla Mujeres, subrayan los académicos, es un sitio importante para las aves, en ella habitan unas 123 especies, de las cuales 71 son terrestres y 52 acuáticas. De las que habitan las salinas, el 53.7% son migratorias y 46.3% son residentes permanentes.
"En las Salinas de Isla Mujeres existen 11 especies (9.2%) en dos categorías de riesgo: sujetas a protección especial y amenazadas", detallan.
Además de las ya mencionadas (aquellas que se encuentran en peligro de desaparecer) hay otras especies, dicen los autores, que es necesario recuperar y conservar, tales como la aguililla aura, el halcón peregrino, la garza rojiza, el avetoro menor, el charrán mínimo, el maullador negro, la huilota caribeña, el colorín sietecolores y el vireo manglero.
Entre las posibles soluciones, los investigadores proponen impulsar el ecoturismo centrado en la observación de aves, lo cual permitiría a los visitantes conocer el interior de la isla, convivir con los habitantes y disfrutar de la belleza de la avifauna.
"Esta clase de actividad controlada puede otorgar a los pobladores un incentivo para conservar los humedales. También es conveniente organizar excursiones educativas para el conocimiento del hábitat y de su entorno", sostienen.