Uno de los siete médicos que lanzaron la advertencia sobre el coronavirus, terminó infectado y ha muerto a causa de esta enfermedad.
Su muerte causó que las personas se manifestaran de dolor en las redes sociales chinas.
Tan sólo tenía 34 años, era oftalmólogo, casado, con un hijo y otro por nacer; su nombre era Li Wenliang y desde el 30 de diciembre había lanzado un mensaje en un grupo de antiguos compañeros de la facultad, donde les advertía y explicaba sobre lo que se avecinaba.
Él quiso advertirles, ya que en el hospital donde trabajaba, habían ingresado 7 personas con síntomas muy similares al SARS, un virus causado por otro tipo de coronavirus que mató a casi 800 personas en 2003.
El oftalmólogo advirtió que los enfermos tenían cierta relación con el mercado de pesca y marisco Huanan, lugar donde también vendían animales salvajes; sorpresivamente ese fue el lugar en donde se originó la infección y que fue transmitida al ser humano.
La intención de Li no era viralizar la noticia, simplemente quería informar a su círculo de amistades para que éstos advirtieran a sus familiares; desafortunadamente alguien difundió la noticia y esto ocasionó que cuatro días después el médico fuera visitado por la policía.
La razón d e la visita, era para detener al doctor por “difundir rumores”, un “delito” que en China es castigado con siete años de prisión. Los otros médicos también fueron acusados por ésto.
El oftalmólogo tuvo que acudir a firmar una declaración donde admitía su falta y prometía no hacerlo de nuevo.
Para el 8 de enero un paciente lo visitó por padecer glaucoma, lo que no sabían es que era portador también del coronavirus.
El 10 de enero fue cuando Li Wenliang comenzó a sentirse mal, presentaba dolor de garganta, tos seca, fiebre, dificultad para respirar y a los dos días, tuvo que ser internado en un hospital, donde mientras transcurrían los días, su salud empeoraba.
Fue el 1 de febrero cuando le confirmaron que su padecimiento era a causa del coronavirus, lo que dio a conocer en su cuenta de Weibo, el Twitter Chino.
“Hoy ha llegado la prueba del ácido nucleico con un resultado positivo. La suerte esté echada, finalmente diagnosticado”, escribía
La gente comenzó a enojarse, debido a que hubiesen preferido que se les informara para prevenirse, en vez de ocultarles la información por las autoridades chinas.
Ahora el virus ha matado ya a más de 500 personas e infectado a más de 28.000, en China y cerca de una treintena de países.
La semana pasada, el propio Tribunal Supremo de China dio la razón a esas críticas. En un dictamen, se mostró muy crítico con el comportamiento de la policía. Según afirmaba, debían haber permitido que circulara la advertencia de los médicos. Aunque no fuera cierta al 100% ÔÇôaunque emparentados, el nuevo coronavirus es distinto del causante del SARSÔÇô hubiera permitido a la población precaverse llevando mascarillas o evitando aglomeraciones.
Desde su cama de hospital, y mientras recibía millares de mensajes de agradecimiento y ánimo de numerosos internautas a través de las redes sociales, enviaba breves textos de tranquilidad en Weibo: no le habían retirado la licencia para ejercer como resultado de la denuncia; tampoco iba a denunciar él mismo a la policía. Le bastaba que se supiera la verdad.
En los últimos días había registrado una mejora, según habían declarado sus amigos a medios chinos. Resultó ser un espejismo. Este jueves, a las 21.30, falleció.
La Organización Mundial de la Salud se apresuraba a rendirle tributo. En un tuit, se declaraba “profundamente entristecida por la muerte del doctor Li Wenliang. Todos debemos celebrar el trabajo que hizo acerca del #2019-nCoV”.
En WeChat, el WhatsApp chino, se multiplicaban también los mensajes ciudadanos de tristeza y rabia por la muerte del oftalmólogo. Muchos acompañaban sus lamentos con imágenes de velas.
“Es terrible. Realmente es una muerte que no debía haber ocurrido. Era tan joven. Lo siento”, comentaba una internauta que se identificaba como “Ai Dandan”. “Esta vez, la bandera roja de cinco estrellas (la china) está en deuda contigo”, comentaba otro.
Con información de El País