El mundo no aguantará un “cisne verde”, como le han llamado los expertos a una catástrofe de índole climático.
Consideran que así lo ha evidenciado la pandemia por el Covid-19, que continúa en propagación, ha cobrado la vida de miles de personas y continúa derrumbando economías.
Pese a que poco a poco se van tomando medidas que han permitido la disminución de emisiones en las ciudades, la crisis climática continúa y no deja de ser una preocupación.
En entrevista con la agencia EFE, expertos afirman que una crisis climática de dimensiones catastróficas, un “cisne verde”, se avecina, y la humanidad ha demostrado con la actual pandemia que no está preparada para afrontarla.
Según reportó López-Dóriga Digital, el “cisne verde”, término recientemente acuñado por el Banco de Pagos Internacionales (BPI) para referirse a eventos producto de la crisis climática de graves consecuencias, cobró especial relevancia el 26 de marzo, cuando se conmemoró el Día Mundial del Clima.
Indicó que la pandemia del Covid-19 es sólo un aviso de lo que podría implicar para los sistemas mundiales un “cisne verde”.
Así lo declaró a EFE Pablo Ramírez, experto en clima y energía de Greenpeace, quien explicó que esta terminología se emplea desde el 2008 en episodios no pronosticados que han impactado gravemente la economía mundial.
“Y el coronavirus tiene plumas de ÔÇÿcisne negro'”.
“Nuestros sistemas económicos, la economía global, es muy frágil ante las crisis, lo estamos viendo ahora mismo”
Mencionó lo anterior al hablar de esta pandemia que ha dejado más de 410 mil casos y 18 mil muertos a nivel mundial.
COVID-19, CONSECUENCIA DE UNA CATáSTROFE NATURAL
Andrés ángel, asesor científico de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), dijo a la agencia informativo que el origen de la pandemia tiene que ver con el tráfico de especies y el uso indiscriminado de fauna silvestre.
Asegura que la destrucción de los hábitats que desplazan especies, como el murciélago y el pangolín, y las ponen en contacto con los humanos aumenta la posibilidad de transmisión de enfermedades propias de los animales salvajes, como se investiga en el caso del SARS-CoV-2.
“El calentamiento global está derritiendo Groenlandia a una velocidad increíble, casi 6 veces la de la Antártida”, donde habitan varios tipos de microorganismos enterrados bajo unos 3 kilómetros de hielo que no han salido de ahí desde hace millones de años, agregó y advirtió.
“No tenemos la menor idea de qué es lo que va a pasar, porque son microorganismos muy antiguos con los que nunca hemos convivido”, advirtió.
Sin embargo, no se ha comprobado que el Covid-19 esté relacionado directamente con la crisis climática.
Aunque “es una muestra de que las estructuras a nivel mundial no están preparadas para eventos de tipo “cisne verde”, subrayó Ramírez.
EL “CISNE VERDE”
Según el reporte del BPI publicado en febrero, estos episodios son impredecibles y transformarían irreversiblemente el planeta por el aumento en la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Otras manifestaciones como frecuentes y de mayor magnitud, como la escasez de recursos hídricos, pérdidas de cosecha y enfermedades relacionadas con el cambio climático, como el dengue, también representan un riesgo permanente para la humanidad, indicó Ramírez.
“Son modificaciones y son alteraciones en los ecosistemas que no son reversibles, entonces, no hablamos de una crisis contingente, es una crisis que va a durar muchísimo tiempo”, afirmó.
Consideró que la única forma de frenar esta crisis es mediante el cumplimiento de las metas climáticas y el Acuerdo de París.
“Los científicos nos alertan que la meta que tenemos que tener en mente como planeta es de 1.5 grados de aumento con respecto a la temperatura preindustrial, es decir, de finales de 1800”.
“La trayectoria nos indica que vamos a estar 4.5 grados arriba a finales del siglo”, indicó.
De cumplir este pronóstico, se avecinaría un colapso socioecológico donde los eventos tipo “cisne verde” van a dejar de ser raros y se van a volver periódicos, agregó ángel.
“Todos los días vamos a tener un problema de dimensiones catastróficas. Cuando usemos en un solo año lo que el planeta puede regenerar en dos o en tres vamos a ver esos impactos”.
Con información de López-Dóriga Digital