Antoine de Saint-Exupéry, el hombre que dejó escrito que “lo esencial es invisible a los ojos”, hubiera cumplido este lunes 120 años. Nació en Lyon, Francia y, tras su muerte en 1944, “El Principito” fue el principal legado de una trayectoria literaria marcada por sus experiencias como aviador.
Ese pequeño cuento poético y filosófico a la vez, narrado por un piloto cuyo avión presenta una falla en el desierto del Sahara, vio la luz un año antes de su fallecimiento y creció hasta convertirse en la obra de literatura francesa más vendida y traducida en el mundo.
El escritor francés, volcó en el niño que abandona su minúsculo planeta, sus reflexiones sobre la naturaleza del hombre y de los adultos y selló con ellas una fama que había empezado a labrarse con títulos anteriores como “El Aviador” de 1926.
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Antoine de Saint-Exupéry: su vida
Saint Exupéry nació en el seno de una familia noble, como tercero de los cinco hijos del conde Jean de Saint-Exupéry y de su esposa, Marie. Su cabello rubio y rizado, le valieron el apodo de “el rey Sol”.
“Procedía de una familia muy antigua que se remonta a la Cruzadas, pero eran pobres. Fue aviador porque tenía que ganarse la vida”, explica el escritor y dramaturgo rumano Virgil Tanase, biógrafo de Saint-Exupéry.
Aunque Antoine no consiguió entrar en la Escuela Naval, hizo su servicio militar en un regimiento de aviación y el apoyo de ciertos oficiales le autorizó a recibir clases particulares de vuelo, algo que le interesaba desde que era un niño.
Saint-Exupéry se ganó por méritos propios una reputación de piloto incorregible, pues se desviaba de la ruta oficial sólo para acabar el libro que estaba leyendo en pleno vuelo.
En 1923, tuvo su primer grave accidente; esto lo llevó a prometerle a su novia que abandonaría la aviación, pero con la ruptura de su compromiso, abrazó de nuevo una pasión por la que fue contratado por la compañía Latéco├¿re, futura Aéropostale, para transportar correo entre Toulouse y Casablanca, y posteriormente Dakar.
Esa empresa lo llevó a Argentina en 1929 y ahí conoció a la salvadoreña Consuelo Suncín, quien se convertiría en su mujer y con quien no tuvo hijos.
“Se sirvió de su experiencia como aviador para nutrir su literatura, pero podría haber sido fontanero, pintor o cualquier otra cosa”, señala su biógrafo.
Este lunes se celebrará por primera vez el día internacional de “El Principito” con dos exposiciones, en Lyon y Toulouse.
Además, en Octubre recordarán la vida de quien, según el biógrafo, fue un escritor adelantado a su tiempo y debe sobre todo su reconocimiento a esa joya literaria.
Con información de Agencias.