Desde la barrera
Por: Eduardo Del Río
Twitter: @EdelRio70
La gira del presidente López Obrador a Washington para reunirse con su homólogo estadounidense, Donald Trump, como todos los encuentros de este tipo, tendrá distintas interpretaciones desde la perspectiva política como en lo que al anecdotario se refiere.
Inamovible en sus decisiones, Andrés Manuel López Obrador mantuvo su determinación de no utilizar un avión oficial para viajar a la capital estadounidense y convertirse en el primer mandatario mexicano -y uno de los muy pocos a nivel global- en realizar una gira internacional en vuelo comercial. Esto último, por irrelevante que pueda parecer, representa un serio problema para los servicios de seguridad de aquella nación, responsables de garantizar la integridad del tabasqueño.
La de ayer, fue la primera noche que Andrés Manuel López Obrador pasó fuera del país en su calidad de Presidente de la República. Y no lo hizo en alguno de los lujosos y cómodos hoteles de Washington o en la casa Blair, destinada a los visitantes distinguidos, como ocurre con muchos de los Jefes de Estado que visitan esa ciudad. El mandatario pernoctó en la residencia de la Embajada de México.
Ubicada en el número 4925 de la calle de Loughboro, en el exclusivo barrio de Spring Valley, esta casa de estilo americano con amplios jardines fue adquirida en la década de los años setenta bajo la presidencia de Luis Echeverría, con José Juan de Olloqui como embajador. Se trata de un inmueble que cuenta con seis habitaciones (cuatro de ellas con baño), un comedor para doce personas, un salón de recepciones para 150 invitados y una alberca techada que permite su uso en los fríos inviernos de esa ciudad.
Desde su adquisición, destacados diplomáticos han habitado esta residencia. Bernardo Sepúlveda, Jorge Montaño, Jesús Silva Herzog, Jesús Reyes Heroles, Juan José Bremer, Carlos de Icaza, Arturo Sarukhán y, actualmente, Martha Bárcena -primera mujer en ocupar el cargo- han representado a México en ese país y hecho uso de las instalaciones en las que anoche pernoctó el presidente López Obrador.
Dicha casa forma parte de los 77 bienes inmuebles propiedad del Gobierno mexicano ubicados en diferentes puntos del mundo y que sirven como oficinas para embajadas, consulados y misiones permanentes, así como para residencias de embajadores y cónsules.
Una investigación de 24 HORAS publicada en octubre de 2018 revela que el valor de estos inmuebles, de los cuales 28 se ubican en Estados Unidos, asciende a más de siete mil millones de pesos, según datos de la Cuenta Pública de 2017.
El presidente López Obrador podrá constatar la utilidad de este tipo de inmuebles que es representar con dignidad y alto nivel al Estado mexicano más allá de nuestras fronteras. A menos que, en la lógica de austeridad del actual Gobierno, se modifique esta percepción. Ya se verá a su regreso a Palacio Nacional.
Segundo tercio. En 2019, en la frontera entre México y Estados Unidos se registraron 45.2 millones de cruces legales vía terrestre. Esto equivale a casi 124 mil personas cada día y a 86 cruces por minuto.
Tercer tercio. Son cinco millones de empleos los que en Estados Unidos dependen directamente del comercio bilateral con México.
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