México es pionero global en cuanto al estudio y la conservación del tiburón ballena, afirma la doctora Dení Ramírez, bióloga y conservacionista, quien ha estudiado a estos animales desde 2001.
En el marco del Día Internacional del Tiburón Ballena, celebrado este 30 de agosto, la especialista celebró los avances en la procuración y estudio de la especie, pero también advirtió los retos de su conservación, en un país donde la fauna marina y el medio ambiente en general no suele ser prioridad.
“Aún hay muchos retos; sin embargo, somos un país que tiene tres áreas Naturales Protegidas para la conservación de la especie, lo cual es algo único”, dijo la directora de la organización Tiburón Ballena México.
El Caribe mexicano cuenta con la Reserva de la Biósfera del Tiburón Ballena, creada en junio de 2009, uno de los sitios con mayor tránsito de la especie en el país y atractivo para miles de turistas de todo el mundo.
Con los años, las autoridades locales y federales han implementado guías y planes de manejo para mejores prácticas turísticas que no dañen ni alteren la vida de este animal.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) es la encargada de publicar y actualizar, por ejemplo, el Plan de manejo para realizar aprovechamiento no extractivo, a través de la observación y nado en la zona de avistamiento de tiburón ballena, ubicada entre Isla Mujeres, Puerto Juárez, Chiquilá e Isla Holbox.
“En México tenemos una larga historia sobre las reglas para la actividad de observación y nado con tiburón ballena. Estas empezaron en Australia y casi todos los países las copiaron para aplicarlas; sin embargo, nosotros fuimos más allá: nos pusimos a analizar cómo eran esas reglas y cómo las podíamos adaptar, les hicimos muchos cambios, hicimos muchos congresos nacionales, allá por 2006. No nada más adaptamos las propuestas de Australia para nuestro país, también adaptamos las normas para cada localidad. No es lo mismo las aguas hermosas del Caribe que las aguas verdes de La Paz”, comentó.
Los retos que enfrenta este animal van desde las malas prácticas en actividades no extractivas o el problema de touroperadores clandestinos, hasta los macro y microplásticos que hay en el mar, pues son ingeridos por estos animales, causando graves daños a la especie.
Ramírez hizo un llamado a que no gane el interés económico sobre la procuración del animal; a no dar más permisos a prestadores de servicio de los debidos, para así no alterar a este ejemplar que ha sido incluido en la Norma Oficial Mexicana 059 por ser una especie vulnerable.
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Pese a los años de estudio, aún hay muchas interrogantes respecto a esta especie. “No sabemos cada cuando se embaraza una tiburona. Sabemos que puede llegar a tener 300 crías, pero sólo 1% sobrevive los 20 años para poder reproducirse”, comentó Ramírez, quien hizo su tesis doctoral acerca de la estructura genética de la especie y una estimación de abundancia en el Golfo de California y la isla de Holbox.
“Hablar en términos poblacionales es muy difícil, debido a que los ciclos de vida son muy largos; es un animal que puede llegar a vivir hasta 130 años. Entonces, si bien hemos visto muchos cambios en su abundancia poblacional, tanto en Bahía de la Paz, el Golfo de California y en Holbox, hay años en que registramos muchos ejemplares y otros en que no y eso se puede malinterpretar por personas que no conocen del tema”, explicó.