Médicos urgen atención a recuperados de Covid-19, quienes arrastran secuelas como daños al corazón, hígado, riñones y cerebro, que pueden incapacitarlos durante meses o años, advierten expertos de salud.
“Quitaría la palabra ÔÇÿrecuperadosÔÇÖ de mi diccionario porque cómo puede estarlo un paciente que no puede trabajar porque está muy cansando, que sube escaleras y siente que se le sale el corazón, que subió al Everest”, dijo Jesús Antonio González-Hermosillo, coordinador de la Clínica Post-Covid del Instituto Nacional de Cardiología.
En México se han recuperado aproximadamente 637 mil 993 personas del Covid-19; la enfermedad ha alcanzado a 757 mil 953 mexicanos y causado 78 mil 880 muertes; sin embargo, para casi 550 mil personas librarse del SARS-CoV-2 no significa estar sano.
De acuerdo con los doctores, estas personas presentan secuelas que pueden ser discapacitantes y durar años, con daños son al sistema respiratorio, pero también al corazón, hígado, riñones y cerebro.
De acuerdo con Juan Luis Mosqueda Gómez, director del Hospital Regional de Alta Especialidad del Bajío, además de los pulmones, el virus deteriora funciones cardiacas, renales y neurológicas.
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Médicos urgen atención a recuperados de Covid-19; tratamiento representa un reto científico
De acuerdo con el Centro Médico ABC, una de las funciones más afectadas después de la recuperación de COVID-19 es la pulmonar, el tejido se daña y se producen cicatrices haciendo que se vuelva grueso y duro, dificultando la llegada del oxígeno a los vasos sanguíneos y afectando la respiración. El daño causado por la fibrosis pulmonar es evolutivo y no puede revertirse, pero si se detecta a tiempo puede retrasarse y, a veces, incluso detenerse.
Las secuelas del COVID-19 pueden ser de varios tipos, tanto físicas como psicológicas, y dependen en gran parte de la gravedad de la enfermedad y de la atención médica que recibió el paciente.
Los pacientes que no necesitaron internamiento pueden no presentar ninguna secuela, mientras que un paciente que estuvo internado en terapia intensiva puede tener varias secuelas tanto por la enfermedad como por la inmovilidad durante su tratamiento.
Siete de cada diez recuperados padecen insomnio, dolor de cabeza, caída del cabello, debilidad, fatiga, disnea, problemas de concentración o memoria, hipertensión arterial pulmonar y, quizá, una inflamación persistente en el músculo cardiaco que podría derivar en muerte repentina.
La adecuada atención a estos pacientes es otro reto para el sistema de salud.