A unos días de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, Donald Trump afrontó la noche de este jueves el último debate de una contienda electoral que se le ha puesto cuesta arriba y lo hizo con una actitud distinta a la que exhibió en el primero contra Joe Biden.
En esta ocasión, el presidente desplegó su versión más comedida y respetuosa con las reglas del juego para tratar de frenar el rechazo y la disminución de simpatizantes que amenazan su intento de reelección.
En el debate se encontró con un Biden muy bien parado, que nunca perdió los cabales y que supo contraatacar con acierto para mantener su estatus de favorito en esta recta final de la campaña.
El país pudo finalmente ver un intercambio de ideas civilizado entre dos candidatos que venden visiones antagónicas para el país, ya que el debate pasado no fue como tal, pues cada uno fue cuestionado por un presentador en espacios y cadenas televisivas diferentes.
Para no entorpecer el debate, la Comisión Electoral optó por silenciar a ratos los micrófonos.
Desde el primer minuto, no obstante, quedó claro que el presidente no pretendía repetir aquella caótica retórica, criticada incluso por sus correligionarios y castigada en los sondeos.
Ambos supieron aparcar el rencor visceral que ha marcado la campaña para atacarse con relativa educación y desplegar sus argumentos.
Al hablar de la pandemia, quedó claro que el republicano sigue apostando por una huida hacia adelante que prioriza la economía sobre la salud y vende una suerte de desaparición mágica del virus. “Estamos dejándolo atrás. Esto se va a ir pronto”, dijo Trump pese a que los casos crecen en casi 40 estados y la curva asciende inexorablemente desde mediados de septiembre. Esa actitud resuena con fuerza en una parte importante del país, más preocupada por pagar las facturas que por los riesgos de un virus que ven como una lotería.
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Biden trató de contrarrestarla defendiendo las inversiones para garantizar que tanto los negocios como los colegios pueden reabrir con seguridad.
“Yo voy a cerrarle las puertas al virus, no al país”, dijo el demócrata,
Que volvió a acusar al presidente de eludir su responsabilidad ante la pandemia y los más de 220.000 muertos que ha dejado hasta la fecha.
“Cualquiera que sea responsable de tantas muertes no debería seguir siendo presidente de EEUU. Yo acabaré con esto, me aseguraré de que tenemos un plan”, sentenció Biden.
Lo más paradójico de Trump en esta campaña es que sigue comportándose más como si fuera el aspirante a la Casa Blanca que el líder que ha dirigido los destinos del país en los últimos cuatro años. Este jueves, nuevamente fue incapaz de articular sus planes para un segundo mandato y se esforzó en presentar a su rival como un político vacuo y corrupto.
“Es todo palabras, nada de acción”, repitió durante el debate celebrado en Nashville (Tennessee).
Con información de El Periódico