Rusia gana presencia en Latinoamérica con su vacuna Sputnik V, la cual ha intentado introducir desde hace meses a Brasil.
Sin embargo se ha topado con obstáculos legales, impedimentos regulatorios y posiblemente hasta de índole diplomático.
Empero, cuando Brasil se regazó en su esfuerzo por conseguir el inmunológico contra el Covid-19, las cosas comenzaron a cambiar.
Fue entonces cuando el gobierno y nueve entidades del noreste firmaron dos acuerdos con Rusia por 47 millones de dosis. Ahora, las autoridades regulatorias analizan la vacuna.
La Sputnik V se ha vuelto todo un éxito, pues al menos 9 naciones latinoamericanas la han adquirido.
Algo que está causando alarma en el tema es que Latinoamérica también está adquiriendo muchas vacunas chinas.
Lo que preocupa los círculos diplomáticos estadounidenses; por lo pronto el acercamiento no se ha extendido.
Tom Shannon, exsubsecretario de estado norteamericano que estuvo asignado varias veces en la región, dijo a la Associated Press que Estados Unidos dejó escapar una buena oportunidad de estrechar lazos con los gobiernos latinoamericanos durante la pandemia.
La excepción es un plan anunciado hace poco por el gobierno de Joe Biden para suministrar vacunas excedentes a México.
“Para el Kremlin, el Covid fue un regalo caído del cielo”, dijo Shannon. “Fue una oportunidad de relanzar sus esfuerzos diplomáticos en el hemisferio en un tema de salud pública y lo están aprovechando al máximo”.
“Cuando tienes 300.000 muertos”, como en Brasil, “aceptas ayuda de donde venga”, expresó Shannon.
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Rusia gana presencia en Latinoamérica con su vacuna Sputnik V
La presencia rusa en América Latina ha sido limitada desde la década de 1990.
En los últimos tiempos se redujo a una alianza con Venezuela, por la que suministra armas y proyectos energéticos.
En el caso de Nicaragua involucra armas e infraestructura para emergencias.
Las compras de armas por parte de América Latina bajó abruptamente al diluirse el boom de las materias primas y tras el derrumbe de la economía venezolana.
Otro sector ha sido el argentino, en el que Rusia ha estrechó lazos con Cristina Fernández de Kirchner entre el 2007 y el 2015, los cuales parecen estar restableciéndose.
Hoy vicepresidenta, Fernández puso en marcha negociaciones para comprar la Sputnik V a pesar de que científicos locales inicialmente mostraron cierto escepticismo en torno a la información experimental que suministró el Instituto Gamaleya, que produjo la vacuna.
La decisión de Argentina de apostar a esa vacuna ayudó a convencer a México ÔÇöque tenía problemas para asegurarse vacunas de Estados UnidosÔÇö de que firmase un acuerdo por 24 millones de dosis, las cuales están demoradas.
Bolivia tuvo fuertes lazos con Rusia bajo el gobierno de Evo Morales. Luis Arce tomó cierta distancia tras asumir en noviembre, pero aceptó comprar millones de dosis de la Sputnik V. Después de hablar por teléfono con Vladimir Putin, dijo asimismo que reactivaría un proyecto encabezado por Rusia para construir un centro de tecnología e investigación nuclear.
Las vacunas estadounidenses, por su parte, llegan a la región de forma indirecta. Hay un compromiso de suministrar vacunas por valor de 4.000 millones de dólares al programa COVAX de la Organización Mundial de la Salud que distribuye dosis en países de bajos y medianos ingresos. Esas entregas están demoradas.