La meditación también beneficia a los niños y puede llegar a ser muy importante en el desarrollo de su inteligencia emocional.
La meditación guiada para niños y niñas ayuda a mejorar su conexión con ellos mismos.
Su práctica es mucho más extendida en los adultos, sobre todo para le manejo del estrés y la ansiedad.
La meditación guiada para los niños es de gran beneficio y podría ser una herramienta para su bienestar y desarrollo.
Esta práctica ya está siendo reconocida en muchas partes del mundo como apoyo del aprendizaje con resultados maravillosos en su desarrollo.
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Si crees que el carácter inquieto de los pequeños no les permitirá sentarse a meditar, descubrirás que a través del juego y la exploración podrás lograr el objetivo.
Así, la meditación se convertirá también en un estimulante para su curiosidad, su imaginación y su creatividad.
La meditación puede ayudar a los más pequeños a entrenar su atención, lo que tendrá una repercusión en su capacidad de aprendizaje.
También les dará la oportunidad de entrenar su conciencia corporal y la conexión con ellos mismos.
Podrán experimentar con sus emociones e instintos, lo que les ayudará a entenderse y a aceptarse tal y como son.
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¿Cómo pueden meditar los niños?
Para la meditación guiada deben sentarse y relajarse durante 7 minutos. Pueden tener las piernas cruzadas.
Deben cerrar los ojos y explorar su interior, así podrán imaginarlo como un universo fascinante a explorar con mucha curiosidad.
Para explorarla más a fondo, se debe guiar un viaje en nave espacial a través de su cuerpo, que aterriza en varias partes del cuerpo.
Viajamos hacia la respiración y aterrizamos en ella, observando a través de las ventanillas de la nave cómo el aire entra y sale del cuerpo, como si fuera una gran cascada de aire, y cómo la barriga se mueve al son de la respiración.
Si hay pensamientos que quieren cruzar el paisaje, los dejaremos que pasen como un tren que entra por el horizonte y sale por el otro lado del horizonte. Y volveremos a observar la fascinante cascada de aire de la respiración.
Ahora vamos a viajar a la cabeza. Aterrizamos la nave y vemos cómo los sonidos entran en nuestros oídos y desaparecen. Pueden imaginar esos sonidos de la manera que quieran, quizás son personajes o formas extravagantes que se deshacen una vez entran.
Ahora vamos a viajar a las piernas. Atravesamos todo el universo corporal hacia abajo y aterrizamos. Podemos sentir el peso de todo el cuerpo y sentir también cómo las piernas tocan la superficie del asiento. Con mucha curiosidad exploramos cómo se siente ese contacto y si se asocia con algún color o forma.
Ahora pueden abrir sus ojos de nuevo al universo exterior, con la conciencia de que hay un universo interior al que volver de vez en cuando.