Las declaraciones críticas del exembajador estadounidense trumpista Christopher Landau contra la estrategia mexicana de seguridad deben tener una lectura maliciosa:
ÔÇôNo hay embajador formal del Gobierno de Biden en México.
ÔÇôLa agenda México de la Casa Blanca la tiene la vicepresidenta Kamala Harris, en los tiempos que le quedan libres y sin arriesgar su perfil mediático.
ÔÇôEl enfoque agresivo y unilateral de las decisiones de EU de los últimos días provocó la renuncia de la exembajadora en México Roberta Jacobson al cargo de encargada de la frontera EU-México dentro del poderoso Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca.
ÔÇôY la vicepresidenta Harris ya envió mensajes perentorios a México y dicen en Washington que le “cantara las suyas” al presidente López Obrador en el encuentro virtual del 7 de mayo.
En este contexto, las declaraciones de Landau están más cerca a las intenciones de Biden, aunque sin que en el Despacho Oval hayan entendido que Landau tenía las simpatías mexicanas, pero no la sumisión, y que en los hechos a Trump no le importaban los cárteles mexicanos y prefería la relación directa con el presidente López Obrador. El Gobierno lopezobradorista publicó reglas de sometimiento de las agencias estadounidenses a controles mexicanos durante los últimos días de la gestión de Landau, sin que valieran sus tibias quejas.
Las líneas estratégicas de EU para la seguridad mexicana ÔÇôpersecución de capos y liquidación violenta de cártelesÔÇö no van a encontrar eco en Palacio Nacional. La tesis central de México hoy es la misma de siempre: los cárteles mexicanos del narco existen por la demanda de droga en EU y las redes de contrabando, distribución, venta y lavado de droga en territorio estadounidense está controlada por bandas mexicanas que entraron al país gracias a la corrupción y la complicidad de autoridades del Gobierno de Washington.
Si el aliado estratégico de la vicepresidenta Harris es Landau, entonces Biden debe preparase para el fracaso de su estrategia.
Zona Zero
- En el gabinete de seguridad de Palacio Nacional no hay cambio de señal: seguirá prevaleciendo la estrategia de “construcción de la paz” y no se cambiará el rumbo a la guerra contra los cárteles“. A menos, dicen algunos, que EU combata primero el contrabando, el consumo y las bandas dentro de su territorio.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
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