YUSELIM REYES
El consumo de tabaco causa la muerte de ocho millones de personas al año; además, los fumadores tienen mayor probabilidad de desarrollar alguna complicación severa, en caso de contagio de Covid-19, que los no fumadores. En México el número de adictos rebasa los 15 millones y más de la mitad refiere que ha tenido intenciones de abandonar su consumo.
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Sin embargo, la pandemia ha sido factor para que más personas se vuelvan adictas al cigarro, debido al estrés y la crisis económica.
En nuestro país hay tratamiento para dejar de fumar, sobre todo, gubernamentales, a través de 340 Centros de Atención Primaria a las Adicciones (CAPA), 106 Unidades de Atención de Centros de Integración Juvenil, 155 clínicas del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), clínicas de tabaquismo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Hospital General de México, Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y, particularmente en Quintana Roo, los Servicios Estatales de Salud (Sesa).
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Sin embargo, la mayoría son tratamientos presenciales, que en términos operativos resultan insuficientes y de efectividad limitada, debido a la gran cantidad de consumidores y acceso a la nicotina que hay en el país.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 780 millones de personas de todo el mundo quieren dejar el tabaco, pero solo 30% logra tener las herramientas y apoyo necesario.