Isla Mujeres, 24 de septiembre del 2021.- La Administración saliente de Juan Carrillo Soberanis busca acabar con el programa de protección y conservación de la tortuga marina en Isla Mujeres, pues resulta que a escasos días de que concluya la presente administración decidieron finiquitar el convenio que se tenía con INAPESCA para entonces entregar las instalaciones de la tortugranja, y borrar toda evidencia del saqueo y malos manejos por parte de Norman ángulo quien se sirvió a “manos llenas”
Al realizar un recorrido este día ya no se encontró ni a la directora de Tortugranja Deline García Canto y mucho menos su insubordinado y cómplice Norman Angulo, a quien se debería de investigar y denunciar por todos los malos manejos, y desaparecer los recursos económicos que se generaban por concepto de entradas a la Tortugranja, ya que nunca rindió cuentas y por ende no se sabe donde acabaron los dineros por más de 5 años que estuvo al frente de este sitio.
Hasta hoy las instalaciones permanecían abiertas, pero a decir de los mismos trabajadores, a partir de mañana la tortugranja cerrará sus puertas porque el inmueble ya habría sido entregado a la dependencia federal, buscando con ello frenar también las auditorias al interior de este espacio, el cual hasta hace unas semanas aun operaba abierto al turismo.
Hasta el momento ninguna autoridad en turno ha querido hablar sobre esto, pero lo cierto es que el inmueble ha sido ya desalojado al grado de vaciar las peceras, tienda de regalos, bombas de agua, entre otras cosas que servían para el manejo y cuidado de los quelonios.
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Finiquitan convenio con INAPESCA y la Tortugranja podría cerrar
Hasta el momento se desconoce el paradero de los animales que habían al interior del acuario, cosa que tampoco ha explicado la bióloga García Canto.
Los trabajadores de ese lugar, quienes por obvias razones han solicitado anonimato, aseguran que todo se trata de una venganza política por parte del propio Juan Carrillo quien de la mano de su incondicional Norman Angulo buscan afectar la administración que apenas está por iniciar.
Es claro que los intereses van más allá de una venganza política, pues buscan a como de lugar borrar evidencia de los ingresos que se robaron durante los últimos cinco años al frente de la tortugranja.
Para los ambientalistas, esto también resultará en un retroceso, pues nadie sabe que sucederá con el programa de protección y conservación de la tortuga marina, pues es en este lugar donde se cuidaban y protegían los huevos rescatados en las playas, mientras la Profepa sigue siendo cómplice de estos atropellos y afectaciones a los programas de reproducción de la tortuga marina en Isla Mujeres.