Esteban Tadeo Jorge, migrante guatemalteco, lleva cinco meses con la pierna rota, enclaustrado en un refugio donde no recibe atención médica ni tiene posibilidades de cirugía.
Esteban dejó su natal Guatemala en 2014, en búsqueda de una vida mejor; viajó a Comitán, Chiapas, para buscar trabajo.
Padece migrante desatención en Quintana Roo
Vendió productos en mercados, tiendas y en la calle.
Trabajó de lo que pudo hasta que un amigo le recomendó viajar a Quintana Roo y probar suerte en Cancún.
Los primeros días de su llegada, en 2018, durmió en la calle, en las inmediaciones del Mercado 23, hasta que consiguió un cuarto en renta en el que vivió los primeros cinco meses.
De nuevo, trabajó en lo que pudo
Otro migrante centroamericano, también llegado a Cancún, le enseñó a hacer figuras con hojas de palma.
Acuerdan autoridades de Cancún en instalar refugios para migrantes
Desde entonces Esteban hacía figurillas para venderlas entre Cancún, Playa del Carmen y TulumÔǪ hasta el día del accidente.
“Estaba en Tulum, ya se hacía tarde y la combi se iba a ir, entonces corrí para alcanzarla. Crucé la carretera (307), el primer carro que pasé no me pegó, pero el segundo sí”, narra Esteban.
Aquel segundo auto lo embistió; lo prendió de las piernas y lo dejó tendido en el asfalto.
“El conductor me vio y se fue. Era un carro gris, pero hay muchos carros grises, no vi ni la marca ni los números (de matrícula)”, recuerda.Fue la Policía de Tulum quien lo auxilió, lo trasladaron al Hospital general de Playa del Carmen, donde lo intervinieron de emergencia. Al fémur destrozado le colocaron algunos tornillos. Esteban estuvo hospitalizado una semana y tuvo que abandonarlo porque nadie se haría responsable de sus gastos. El consulado de Guatemala en Cancún contactó a la familia, que no dio respuesta; y el encargado del refugio de atención al migrante en Puerto Aventuras, a donde sería trasladado, alegó la incompetencia de la instancia para cubrir dichos gastos.
La intervención no fue suficiente y el hueso no soldó como debería, por lo que Esteban lleva cinco meses con el hueso aún roto, sin atencióvn ni apoyo.
“Yo lo que pudo es apoyo para que me operen, para que ya quede bien mi pierna. Me duele mucho, más cuando hace frío. Y cuando hace frío ni me puedo poner un pantalón por los clavos estos”, se queja.