El clavo de olor o clavero (Syzygium aromaticum) es un árbol de la familia Myrtaceae, nativo de Indonesia. Sus botones secos se denominan clavos de olor o girofles y se usan como especia en las cocinas de todo el mundo. En Siria se han encontrado vestigios de su uso que datan del año 1721 a.C.
Su comercialización en la Edad Media se dio gracias a los árabes y después a los portugueses, quienes ampliaron su distribución en Europa, cotizándose como una de las especias más valoradas. Su valor llegó a ser tal que un kilogramo era el equivalente a 7 gramos de oro.
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Su sabor se reconoce como picante, astringente, ardiente y amargo, se ha utilizado como remedio para diversos problemas de salud. Por ejemplo, puede ayudar a aliviar síntomas de gripe y resfriado, dolor de cabeza, escalofríos y fiebre, ya que es un antiséptico, antipirético y analgésico natural.
También puede funcionar como estimulante, por tener un aroma con efecto tonificante en el cuerpo que mejora la sensación de fatiga, debido a sus propiedades desinfectantes, se usa para mantener la salud oral, tratar llagas, mal aliento y reducción del dolor de muelas.
Es también de gran utilidad para el sistema digestivo, atenúa náuseas y reduce molestias asociadas a la producción de gases. También reduce cólicos, al ser un antiespasmódico natural; es fuente de vitaminas A, C, D, E, K y minerales, como el calcio, manganeso, magnesio y potasio. También contiene ácidos grasos omega-3.
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Posee taninos, mucílagos, sitosterol, cromonas, estigmaterol, resinas, celulosa y ácido oleanólico, combinados naturales que le otorgan propiedades antibacteriales, analgésicas, afrodisiacas, analgésicas, antiespasmódicas y estimulantes. Además, tiene propiedades antiinflamatorias y antibióticas, así como anticoagulantes, por lo que es benéfico para personas con problemas cardiovasculares.