ADRIAN TREJO

Muchas interrogantes de todo tipo dejó la captura de Ovidio Guzmán, hijo del Chapo Guzmán, la madrugada de ayer en Culiacán.

Ovidio, la ruptura, el tributo…

Desde luego que no se puede pasar por alto la cercanía de la visita del presidente Joe Biden a nuestro país, quien desde ahora seguramente tendrá palabras de reconocimiento a López Obrador por la detención de tan famoso personaje.

Ovidio, ofrecido como tributo a Biden, parece demasiado caro y aventurado.

Caro, porque su detención moverá a los grupos del narco de todo el país; unos para tratar de ocupar el vacío de poder que la detención dejó y otros para tratar de capitalizarla a su favor.

Porque en el consciente colectivo, no desaparece la idea -falsa o no- de que había un pacto de impunidad específicamente con el grupo que encabezan los hijos del Chapo.

La detención de Ovidio puede mandar una señal de que su grupo ya no contará con la presunta protección que tenía desde el círculo más alto del Gobierno.

Y eso provocará, en los próximos días, una ola de movilizaciones no solo en Sinaloa, sino en los estados circunvecinos en los que los Guzmán tienen influencia.

En Sinaloa, en donde es un secreto a voces que los hijos del Chapo fueron promotores del actual gobernador, Rubén Rocha Moya, también habrá reacomodos.

Una fuente confiable nos hizo notar que los Chapitos o Los menores, como los identificó el secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, se quedaron solos para enfrentar a las Fuerzas Federales y locales.

Es decir, que los hombres del Mayo Zambada no salieron a las calles, como sí lo hicieron en octubre de 2019 cuando se detuvo y liberó al propio Ovidio por decisión presidencial.

Todavía es muy temprano para evaluar en toda su dimensión los efectos de la captura de Ovidio, pero la expectativa no es que la detención traiga paz ni a Sinaloa ni al país.

Ya se verá en los próximos días si el Gobierno federal -porque el local hace como que hace- contiene las previsibles respuestas de la delincuencia organizada.

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La Secretaría de Hacienda (o sea el Ejecutivo), propuso a Omar Mejía Castelazo como subgobernador del Banco de México en lugar de Gerardo Esquivel.

Castelazo era asesor de la Junta de Gobierno del banco central y, pese a tener 20 años de experiencia en el sector, siempre se manejó con perfil bajo.

Corresponde al Senado de la República ratificar o rectificar el nombramiento.

Es decir, le tocará a Ricardo Monreal cabildear para que la propuesta del Ejecutivo sea aprobada por mayoría.

Todo, a pesar de que lo siguen ninguneando.

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¿Quién llega con más fuerza a la elección de gobernador en el Estado de México: el Grupo Texcoco, de Morena, o lo que queda del Grupo Atlacomulco, ahora reforzado con PAN y PRD?

Morena dejó en manos del Grupo Texcoco, formado por Higinio Martínez, Horacio Duarte y Delfina Gómez, la operación total de la campaña.

Claro que tendrán refuerzos del centro y el apoyo de Palacio Nacional.

Del otro lado está Alejandra del Moral que aún no define a su equipo de campaña.

Se espera, sin embargo, que dicho equipo sea un anticipo del Gobierno de coalición que propone, es decir, que se incluyan a personajes del PAN y el PRD, aunque los priistas llevarán, desde luego, las carteras más importantes.