En enero pasado, la tasa de participación de mujeres en el mercado laboral de México se ubicó en 46.72% respecto al total de la población femenina mayor de 15 años, alcanzando su máximo histórico desde que se tiene registro en 2005, de acuerdo con cifras desestacionalizadas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Mujeres ocupan 46.72% en el mercado laboral
Dentro de la tasa de participación, se reportaron 23 millones 444 mil 760 mujeres desempeñándose en el mercado laboral, una cifra superior a las 21 millones 745 mil 465 trabajadoras registradas en todo el país durante enero de 2022.
Mientras que la cifra de mujeres sin empleo que estuvieron en la búsqueda activa para incorporarse en algún centro de trabajo, se ubicó en 702 mil 765 mexicanas, un número inferior a las 801 mil 783 de hace un año.
Pese al avance histórico, la participación de mujeres en el ámbito laboral todavía queda distante en 30.24 puntos porcentuales de la representatividad de los hombres.
Para enero, la tasa de participación de hombres en el mercado laboral se situó en un nivel de 76.96% en relación con el total de la población masculina en edad de trabajar.
De manera desagregada, en el primer mes de 2023, hubo 34 millones 914 mil 549 trabajadores incorporados a la fuerza laboral; y un millón 101 mil 952 hombres desempleados que buscaban trabajo.
Regina Medina, coordinadora de datos en “México, ¿cómo vamos?” explica que en términos generales, se sigue atribuyendo de manera desproporcionada la carga de labores domésticas, desde limpiar la casa, cocinar, llevar a los niños a la escuela, así como las actividades de cuidado de personas mayores y enfermas.
Aunado a lo anterior, señaló que el Gobierno y las empresas, todavía no dotan de las condiciones que requieren las mujeres en torno a la dotación de espacios cuidados para los menores de edad o la flexibilidad en horarios para ejercer su maternidad.
“Lo que ofrecen los empleos del sector informal es justo es flexibilidad. Puede ser que la mujer esté vendiendo comida en un puestito por su cuenta o que sólo esté ayudando de medio tiempo a alguien, o puede ser incluso que esté realizando labores remuneradas de cuidado pero informales”, externó.
“Los trabajos informales lo que tienen es que le permiten a las mujeres empatar sus responsabilidades de las labores de cuidado con un empleo remunerado, cuando los empleos formales no ofrecen esta posibilidad”, añadió la especialista.
Justo esa situación, la comparte Benita Uribe, quien optó por ser comerciante, dado que le dio la oportunidad de ganar dinero y ejercer su maternidad de inicio a fin, pues desde el embarazo, la gestación y parte de la lactancia, ha estado al frente de su puesto de venta de ropa de paca.
“Tenga la prepa trunca, con eso sólo he encontrado trabajo de intendencia y como empleada en negocios pequeños, pero quieren que esté todo el día y no me conviene porque tengo a mi hijo, no tengo a quien dejárselo. En cambio aquí, lo tengo a mi lado y pues juntos sacamos el trabajo”, comparte.
En tanto, Ofelia Toledo, quien decidió auotoemplearse como comerciante de chicharrón en el tianguis desde hace más de 10 años ante la falta de oportunidades en el mercado laboral por la falta de estudios que dejó truncos en su juventud y ya no retomó en años posteriores.
“Ya sabes, cuando somos jóvenes hacemos tonterías sin medir las consecuencias y nos vamos con el novio. Luego vienen los hijos y hay que darles comida, educación, zapato, vestido y hay que buscarle cómo salir adelante con los gastos”, externa.
Entre sus retos para laborar, ella destaca que “siempre son los hijos. Te pones entre la espada y la pared, de trabajar o atenderlos, pero para atenderlos también tienes que trabajar, ¿o qué comemos, ellos y nosotros como padres?”
En ese sentido, relata que el cuidado de los hijos fue compartido con su hijo mayor.
Para enero de 2023, la tasa de informalidad de las mujeres se ubicó en 55.6% respecto al total de trabajadoras, lo que implicó que 13 millones 045 mil 497 estuviese laborando bajo alguna modalidad informal, ya sea como en el sector como tal, en micronegocios no registrados o en empresas que no reconocen oficialmente su vínculo laboral.