RICARDO MONREAL
Checa la columna de Ricardo Monreal, en 24 Horas Quintana Roo

La madrugada del pasado lunes 6 de febrero, con una magnitud de 7.8 grados, se registró el que se considera como el terremoto más fuerte experimentado por Turquía en más de un siglo, sumando más de 120 réplicas, incluida una de 7.5, y provocando la destrucción de 6,200 edificios, además de que sus estragos se expandieron al país vecino de Siria.

La inmensa solidaridad del pueblo mexicano

El número de personas fallecidas reportado hasta ahora en ambos países supera las 11,700, y se informa sobre más de 55,000 heridas y al menos 380,000 que han buscado refugio en albergues, hoteles del Gobierno, centros comerciales y comunitarios, estadios y mezquitas.

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En el caso de Turquía, las maniobras de rescate se complican debido al gélido invierno, y en Siria, específicamente en la región de Alepo, se vive un doble drama, al ser esa una zona en donde la población ya de por sí enfrenta los terribles efectos de un conflicto armado que llevó a miles de seres humanos refugiados a vivir en edificios ruinosos y condiciones precarias.

Ante la emergencia, la Organización Mundial de la Salud activó de inmediato una red de equipos médicos, mientras que la OTAN, la Unión Europea y 45 países, incluido el nuestro, ofrecieron y enviaron asistencia humanitaria.

El mismo lunes, el presidente Andrés Manuel López Obrador expresó su solidaridad con los pueblos de Turquía y Siria, y desde el martes el Gobierno de México envió a un grupo de especialistas en tareas de búsqueda y rescate, conformado por elementos de las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina, así como de la Cruz Roja y a binomios caninos.

Al mismo tiempo, la Secretaría de Relaciones Exteriores ha fungido como enlace con la Embajada de Turquía en México, para difundir el centro de acopio al que ya comienza a acudir la población con la finalidad de enviar ayuda humanitaria a la región devastada por los movimientos telúricos.

Y es que si algo tenemos bastante claro las y los mexicanos es que la solidaridad y la suma de esfuerzos pueden hacer la diferencia entre la vida y la muerte, sobre todo en los momentos difíciles y de tragedia.

De nueva cuenta, la solidaridad, voluntad y determinación de nuestro pueblo han quedado manifiestas frente a un escenario catastrófico y doloroso, como el ocasionado por esos fenómenos naturales.

Lo sabemos porque lo vivimos en carne propia con los terremotos del 19 de septiembre de 1985 y 2017, cuando nos tocó recibir ayuda internacional, pero sobre todo, cuando fue crucial la actuación de nuestro pueblo al demostrar que, por encima de ideologías, filias y diferencias, nuestros valores, nuestra cultura solidaria y los lazos que nos unen como mexicanos prevalecen, sin importar cómo ni dónde nos encontremos.

ricardomonreala@yahoo.com.mx

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