Como cualquier mujer que es madre trabajadora, las diputadas de la LXV Legislatura se ven obligadas a combinar sus actividades, a distribuir sus tiempos y a buscar quien pueda estar al pendiente del cuidado de sus hijos, a veces por días enteros
Para unas el mayor temor es convertirse en madres ausentes, otras lamentan y reconocen que ya lo son, y otras más, ahora tienen que hacerse cargo de sus madres.
Conscientes de que sus hijos requieren de tiempo y atención, han optado no solo porque en ocasiones las acompañen a las instalaciones del Palacio Legislativo de San Lázaro, sino que además, los fines de semana los llevan a los recorridos que hacen por sus distritos.
“TEMO SER UNA MADRE AUSENTE”
La diputada Olga Luz Espinosa (PRD) recuerda que la primera vez que fue diputada federal, en 2009, con su hijo, ahora de 15 años, se enfrentó al problema de prácticamente todas las madres que trabajan: ¿cómo lo dejas?, ¿con quién lo dejas?, ¿quién te lo cuida?
“En esa transición mi hijo se quedó en Tuxtla Gutiérrez con su papá, pero más al encargo de mi mamá (…) esa ideología que los cuidados son de las mujeres sigue permaneciendo y lo seguimos viviendo las mujeres que participamos en política”.
“Mi mamá es la que se hace cargo de mi hijo y yo me iba los martes y regresaba los jueves, a veces me tocaba que hasta 15 días, porque lo de presupuesto eran días más o menos como los últimos que vivimos y así estuvo mi hijo hasta los casi cinco años, teniendo su mamá a medias”, expresa la legisladora.
Comenta que la forma que encontró para sentirse más cerca de su hijo fue hacerse cargo de las tareas que le dejaban y tras subir a tribuna buscaba el espacio para cumplir con los encargos escolares.
Su mayor temor como mamá, confiesa, es que su hijo la considere una madre ausente, razón por la cual aprendió a cocinar para que con eso él sintiera que su mamá estaba presente, “como siempre lo estará”, afirma.
“SOY COMO FANTASMA PARA MIS HIJOS”
La diputada María del Rosario Reyes Silva (Morena) es representante de la 4ta. Circunscripción y radica en Chilapa de Álvarez, la montaña baja de Guerrero, tiene dos hijos biológicos y adoptó uno más de un medio hermano que no tuvo las posibilidades de criarlo.
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“Mis hijos ya están grandes, mi hijo tiene 18 años y mi hija 22, pero eso no quiere decir que ya no necesiten de una madre; necesiten de una guía y dirección”, indicó.
Recuerda una ocasión en la que subió a la Tribuna, fue un “exitazo” dice, estaba muy contenta celebrando, cuando de repente recibe una llamada para avisarle que su hijo no se presentó ese día a la preparatoria.
“Se me viene todo abajo y en ese momento quería volar y pensé:(de regreso y le hizo cuestionarse) yo estoy con éxito aquí, me estoy realizando como mujer, pero, ¿y la madre?, ¿la madre en dónde queda?, ¿dónde está la guía, la dirección de ella?”, comenta.
Le ha pasado, continúa, que al momento de sentarse a comer sus hijos están inmersos en el celular y “yo estoy como fantasma, como que no existes porque ya están acostumbrados a que tú no estés con ellos”.
AHORA CUIDAR A SU MADRE ENFERMA
Los hijos de la diputada por Yucatán, Consuelo del Carmen Navarrete Navarro (PVEM) ya son adultos que incluso la han hecho abuela en varias ocasiones.
Ahora que sus hijos formaron sus propias familias, ella quedó a cargo del cuidado de su madre, una mujer de más de 80 años con diabetes, con amputación de pierna y pie y pérdida de visión en un ojo.
“Yo lo que procuro es que la tengan limpiecita, que su desayuno a las 7:00 de la mañana, su fruta a las 10:00 de la mañana, su comida a las 12 del día, a las 3:00 de la tarde su baño. Pendiente de que tenga pañales, de que tenga su insulina a su hora, todo eso es una responsabilidad mía”, apunta.
Con información de 24 Horas Nacional
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