La coliflor, prima cercana del brócoli, la col y las coles de Bruselas, pertenece a la familia de las brasicáceas. Su época de recolección va de noviembre a abril, aunque se puede encontrar importada durante todo el año.

Para elegir la mejor coliflor en el supermercado, se recomienda buscar aquellas que sean más pesadas para su tamaño.

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Esto se debe a que con el tiempo, gran parte de su contenido de agua se evapora y puede volverse seca, por lo que las variedades más densas son preferibles.

En algunas fruterías y verdulerías, es posible encontrar coliflores de diferentes colores, aunque el sabor varía muy poco, casi de manera imperceptible.

Además, la coliflor tiene una buena durabilidad en la nevera y puede conservarse en buenas condiciones durante al menos 7 días, lo que permite planificar su preparación con anticipación.

En cuanto a las formas de cocinarla, existen varias opciones sencillas y sabrosas. Una de ellas es cocinarla al vapor, lo que permite retener todo su jugoso sabor.

Es importante cortar la coliflor en trozos más pequeños para que se cocine de manera uniforme y evitar meterla entera en la rejilla. El tiempo de cocción recomendado suele ser entre 8 y 10 minutos.

Otra opción es saltearla en una sartén con aceite de oliva y agregarle un poco de pimentón picante para darle más sabor.

También se puede añadir un sofrito de cebollas, cebolletas o ajos para potenciar su sabor.

El método de cocción al horno también es una opción popular. Se recomienda cortar los trozos de coliflor más grandes que en las otras preparaciones, utilizar aceite de oliva virgen extra para darle más sabor y especiarla antes de hornearla.

La temperatura y el tiempo de cocción deben ser controlados con cuidado, y si se desea gratinarla con queso, se debe reducir la temperatura y darle un último toque de calor intenso durante los últimos 5 minutos.

La coliflor es una hortaliza versátil que ofrece muchas posibilidades culinarias. Ahora, solo queda aprovechar todo su potencial y disfrutar de sus beneficios en la cocina.