La Zona Arqueológica de Oxtankah, localizada en la porción sur de Quintana Roo, reabrirá con un innovador circuito que llevará a los visitantes por un recorrido cronológico de la que fuera la ciudad más grande e importante de la bahía de Chetumal.
Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el circuito empezará por las áreas habitacionales más antiguas.
Concluirá en la capilla del siglo XVI, al norte del sitio, como referente del arribo hispano al lugar.
Un equipo del INAH está a pocas semanas de concluir tareas realizadas con recursos del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza).
Consisten en la recuperación de áreas que estaban aisladas del circuito de visita, para conformar un corredor que permita entender la evolución del asentamiento.
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Recuperación arqueológica en Oxtankah
El director del proyecto arqueológico que ejecuta la Secretaría de Cultura federal, a través del INAH, Luis Raúl Pantoja Díaz, afirmó que se trabajaron unidades habitacionales y se complementaron áreas de excavación que estaban pendientes, desde las iniciativas que encabezaron Fernando Cortés y Hortensia de Vega, en los años 80 y 90 del siglo XX, respectivamente.
“Con esto hemos dado estabilidad a los edificios; aparte, se modificaron senderos que dañaban algunos montículos, y creamos rutas alternas”.
Pantoja Díaz también ha llevado a cabo la investigación y conservación de Oxkintok, en Yucatán.
De esta manera, se transitará de la época prehispánica, a través de las plazas y conjuntos Columnas, Abejas, Tortugas, Serpiente y Kanjobal, hacia la ocupación colonial, con la capilla del siglo XVI, símbolo de la fundación del pueblo de Oxtankah.
Asimismo, una de las tres capillas, junto con las de Boca Iglesia, al norte de Quintana Roo, y Dzibilchaltún, Yucatán, en entorno prehispánico.
Hallazgos
Pantoja Díaz subrayó que a lo largo de estas labores han hecho descubrimientos significativos:
En el área intermedia del sitio se consolidó un montículo que corresponde a una unidad habitacional de élite, al cual se le nombró tok’, piedra dura en lengua maya.
Ahí, se registraron los entierros de dos individuos colocados en posición sedente, y a los que se acompañó con ofrendas cerámicas que pueden fecharse para el Clásico Temprano (250-600 d.C.).
Durante la consolidación de la Subestructura 1 del Monumento VI, en Plaza Columnas, se halló una urna de piedra que contenía una ofrenda de puntas de lanza elaboradas en sílex y cuya temporalidad también corresponde al Clásico Temprano.
En tanto, fragmentos de al menos siete incensarios-efigie fueron descubiertos, asociados a osamentas incompletas, en los altares D, E y F, localizados al frente de la Pirámide I de Plaza Abejas, los cuales datan del Posclásico, hacia 1,100 d.C.
Es así como resurge Oxtankah, explorada por vez primera hace 111 años por Raymond Merwin y, ahora, por el grupo interdisciplinario encabezado por Luis Pantoja.
Lo auxilian en campo Maribel Gamboa y Joaquín Venegas, Zureli Medina, Víctor Ley, Donato Martín, Miguel Cauich, Vanessa Cen y cerca de 70 trabajadores de las comunidades cercanas.
Recreación de estructuras
Otro aspecto novedoso del Promeza en esta zona arqueológica es la incorporación en el cedulario, de imágenes renderizadas que recrean cómo debieron lucir sus estructuras arquitectónicas en el auge del puerto prehispánico durante el Clásico Temprano, cuando desempeñó un papel sociopolítico crucial en la región.
Pantoja Díaz comentó que las representaciones en 3D, elaboradas por el arqueólogo Miguel Salazar, “son impresionantes, y ofrecerán una visión más cercana de lo que pudo haber sido una pirámide, un palacio o una plaza. Todas estarán integradas en las cédulas de cada uno de estos espacios.
“Por las etapas constructivas, previas a las fachadas que hoy pueden admirar los visitantes, sabemos que los edificios pertenecen al estilo arquitectónico del Petén: basamentos con taludes pronunciados que fueron levantados con piedras labradas y cubiertos con estucos, no tan finos como los del Puuc, pero sí tenemos evidencia de estucos modelados, que posiblemente correspondieron a mascarones de deidades”, finaliza el maestro en Intervención del Patrimonio Edificado.