Maíz nativo.
Con el actual serían ya dos años en que los campesinos de la zona de no mecanizados de José María Morelos no reciben apoyo gubernamental para fertilizantes. Credit: FreePik

En medio de la discusión sobre la importación de maíz y el uso de glifosato en el país, que de acuerdo con el Gobierno mexicano tiene como objetivo ampliar la siembra de la semilla mexicana y no el genéticamente modificado, en Quintana Roo no sólo la producción, sino también los agricultores de este grano han disminuido considerablemente, a grado tal que, de acuerdo con las autoridades, la producción bajó casi al 70%.

En las comunidades de la Zona Maya, específicamente de las que se encuentran fuera de la llamada zona de mecanizados en el municipio de José María Morelos, consideran que la milpa temporalera y el campesino en sí están cada vez más cerca desaparecer. Aunque algunos no sólo luchan por conservar la tradición que ha mantenido a sus familias por generaciones, sino rescatar las semillas mexicanas. 

Siembra del maíz, a la baja

De acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), la siembra de maíz en la entidad ha tenido una baja considerable.

En la sesión ordinaria de la Comisión de Mercados del Consejo Mexicano para el Desarrollo rural Sustentable (CMDRS), en lo que respecta al avance siembras y cosechas, hasta febrero de 2024 -que corresponde al ciclo OI 23/24-, Quintana Roo tuvo nula producción de maíz amarillo.

Respecto al maíz blanco, se sembraron dos mil 560 hectáreas (ha), se cosecharon 450 ha y se obtuvo una producción de 309 toneladas (tn) de grano, es decir, 69.8% menos que el mismo periodo del año pasado, cuando se sembraron tres mil 340 ha, se cosecharon 520 y se produjeron mil 20 tn de maíz blanco.

Actividad más difícil

En ese mismo periodo, en México se sembraron 858 mil 731 ha, se cosecharon 858 mil 382, ya que 349 se siniestraron y se logró una producción estimada de seis millones 576 mil 487 tn de grano, que comparado con el periodo 22/23, también representó una disminución, que fue de 26%, pues en esa fecha se produjeron ocho millones 884 mil 386 tn de maíz.

Don Jorge Cob, es un ejidatario de 54 años, casi 50 de ellos como campesino, pues empezó a ayudar a labrar la tierra “casi desde que empecé a caminar” y es uno de los más de dos mil productores de maíz que hay en la zona de no mecanizados del municipio morelense, actividad que, advierte, es cada año más difícil de mantener, sobre todo por la falta de apoyo al campo y el uso cada vez mayor de semillas de maíz híbrido; es decir, del genéticamente modificado, pero que no es transgénico.

La zona no mecanizada comprende la comunidad de San Diego, de donde Jorge Cob es oriundo, pero también otras poblaciones como Sabán, Sacalaca y X-Querol, entre otras, en las que la principal actividad es el campo, la milpa de temporal y la venta de sus productos. 

Discurso

De acuerdo con el productor, aunque actualmente se diga que el objetivo del Gobierno sea proteger el maíz mexicano, son las mismas autoridades las que llevan a los campesinos a dejar de lado la siembra de las semillas tradicionales.

Lo que da el Gobierno de aquí es semilla de híbrido, nos da entre cinco a 10 kilos de semilla, que alcanza para sembrar dos hectáreas; en la mayoría de la Zona Maya se trabaja la milpa de temporal, porque no hay sistema de riego, sino sólo para el autoconsumo, allá en la de mecanizados es más para comercializar. El año pasado no dieron fertilizante, este año aún nada”, dijo.

Cuestionado sobre los esfuerzos que han hecho por mantener la semilla mexicana, el campesino comentó que no ha funcionado porque cuando tenían el apoyo gubernamental de fertilizantes era más sencillo, pero ahora que no lo tienen pocos son lo que se pueden  “dar el lujo” de pagar 900 pesos por un bulto de fertilizante, por eso es poco lo que logra sembrar cada trabajador de la tierra.

En Quintana Roo se tienen más de 10 variedades de maíz criollo pero la mayoría de su producción está dirigida al autoconsumo; los labradores siembran algunas como sak tux (hoyuelo blanco), bek’ech bakal (elote delgado), X’mejen naal (maíz de ciclo corto),  Pix Cristo (sangre de Cristo) eh hu (maíz morado) o Xnuuk nal.

Diferencia de precios del maíz

“El maíz criollo tiene más sabor que el híbrido, la masa se siente más suave, más blanda, es más fina, pero además, el criollo se puede conservar en troje hasta cuatro años, mientras que el híbrido sólo por cuatro meses”, detalló Jorge Cob, quien agregó que un costal de cinco kilos de maíz híbrido cuesta hasta 50 pesos, mientras un kilo de criollo se llega a vender en 80 y hasta 100 pesos

“Hubo una administración que logró acuerdos para ir a comprar semillas a Yucatán, para adquirir el maíz criollo, y la gente lo pagaba, pero la actual no se ha preocupado por ayudarnos a conseguirlas. Los que venden semillas así son los productores de Sembrando Vida, pero son pocos; el kilo de semilla lo venden entre 60 y 80 pesos y que sólo alcanza para sembrar un área de 50×50, eso apenas da para el autoconsumo, no para venderlo”, detalló.

Para este productor, el campo le ha dado todo, tan es así que reconoce que nunca fue a la escuela por estar labrando la tierra, pero su milpa de dos hectáreas le ha ayudado a sacar adelante a sus seis hijos, uno de ellos es chef y la más pequeña está estudiando la universidad en Yucatán, aunque reconoce que con él se acabará la tradición.

Sombrío panorama

“Ya los jóvenes no quieren hacer la milpa, porque saben que es mucho el trabajo y poca la ganancia. Creo que la milpa de temporal se puede perder, porque mantener una hectárea cuesta alrededor de siete mil pesos al año y no cualquiera puede pagar esa cantidad; yo sé que me quedan como 20 años más de labrar y ya, porque ninguno de mis hijos se va a dedicar a esto”, concluyó.

De acuerdo con una entrevista que dio a un diario local en junio de este año, Marcelo Carreón Mundo, subsecretario de Desarrollo Rural de la Sagarpa en Quintana Roo, de los 27 mil productores de maíz que hay en la entidad, sólo dos mil lo hacen a volúmenes suficientes para distribución y 22 de cada 100 productores han abandonado esta actividad, tan es así que según las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), más del 90% del maíz que se consume en la entidad proviene de otros estados.

¿Por qué preservarlo?

“La adaptabilidad del maíz criollo mexicano a diferentes condiciones geográficas y atmosféricas le ha permitido sortear toda clase de adversidades. Tienen hojas abundantes y espesas, lo que permite a las mazorcas estar protegidas ante insectos. Estas características son diferentes a las del maíz híbrido, que es el más comercial y depende de sistemas industriales de riego”, aseguró Marianna Fenzi, historiadora de la ciencia experta en agricultura y etnoecología de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), Suiza en un estudio de 2021.

Para saber más

59 razas de maíz han sido identificadas en México.

90% del cereal consumido en la entidad proviene de otros estados.

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