La contaminación en los océanos ha evolucionado. Actualmente, el problema no solo afecta los mares, sino también nuestras vidas cotidianas con el consumo de microplásticos.
Las micropartículas de plástico están presentes en el agua potable que consumimos, en los alimentos, playas y cenotes.
Así lo advirtió Charles Moore, oceanógrafo y capitán de barco, durante su participación en el Segundo Foro por el Océano desde el Caribe Mexicano.
Un cambio de enfoque en la conservación
Moore, conocido por haber descubierto la Gran Mancha de Basura en el Pacífico, resaltó que no basta con limpiar playas por un solo día.
En su lugar, propuso la creación de santuarios limpios que se mantengan a largo plazo. “Las comunidades indígenas son un ejemplo a seguir”, afirmó Moore, destacando cómo estas poblaciones gestionan el agua sin el uso de plástico.
Estas prácticas podrían ser esenciales para el futuro si queremos reducir la dependencia del plástico en nuestras vidas.
TE PUEDE INTERESAR: Quintana Roo, rezagado en la cultura de donación de órganos
Impacto del plástico y microplásticos
Como fundador de investigaciones marinas Algalita, Moore y su equipo han estudiado los efectos del plástico en la vida marina.
Tras analizar muestras de sangre e hígado de peces del norte del Océano Pacífico, descubrieron que el 35% de aquellos que se alimentan de noche en la superficie ingieren involuntariamente restos de plástico, lo que sugiere un impacto negativo en la cadena alimentaria.
Microplásticos: una invasión silenciosa
“El plástico es como una especie invasora a nivel global”, sentenció Moore. A medida que las partículas se hacen más pequeñas, el riesgo para la salud humana crece.
Las micro y nanopartículas de plástico están llegando a nuestros órganos, plantas y a la atmósfera.
El experto subrayó que esta invasión es un desafío mayor, ya que incluso las soluciones para enfrentar este problema a menudo contienen plástico.
Cenotes en riesgo en Quintana Roo
Moore también expresó su preocupación por los cenotes de Quintana Roo. Señaló que los cenotes que aún están limpios deben ser protegidos a través de políticas públicas, mientras que aquellos que se han convertido en vertederos de basura requieren medidas urgentes para detener la contaminación.