Pensado en el fallecimiento de mi tío Guillermo Alday y el camino a la extinción de los pocos Alday que quedamos en este país, me puse a rastrear el término “minorías” al que tanto se hace alusión desde las tribunas públicas y de acuerdo con diversas definiciones, las minorías son una parte menor de las personas que por sus características componen una nación, ciudad o cuerpo social.
Ello me llevó a observarme no sólo en mi apellido e historia familiar donde además, tuve la fortuna de tener un hermano con síndrome de Down, situación que se da aproximadamente en una de cada mil familias; sino que explorando más en mis características descubrí que las personas que tenemos los ojos verdes sólo somos el tres por ciento mundial y lejos de portarlos con orgullo por ser parte de mí, las etiquetas y la presión social desde temprana edad nos hace incluso avergonzarnos de tenerlos de ese color.
Quienes hemos cursado un Doctorado somos el uno por ciento en México. Quienes somos triatletas pertenecemos al 0.9 por ciento de la población del mundo y si somos IronMan es mucho menor el segmento porque sólo 0.1 por ciento de la población del mundo lo hemos practicado, y ya entrados en deporte, de acuerdo con cifras de la Federación Mexicana de Charrería sólo quedamos cerca de 20 mil charros en el país, y de inmediato surgen las etiquetas “eres de los privilegiados”, pero nadie sabe el precio de llegar allí, si lo hice con becas y cómo las obtuve, si me desvelaba estudiando en lugar de ir a la fiesta, si me desmañanaba entrenando en lugar de dormir hasta tarde en domingo, si hacía peripecias para darle de comer a mi caballo… sólo ven una etiqueta.
Respecto de mi enfermedad, el Mieloma Múltiple corresponde al dos por ciento de diagnósticos de cáncer, que a su vez sólo afecta al 0.044 de las personas del planeta.
Por si fuera poco, mis células anómalas dentro de este núcleo afectado sólo las tiene el uno por ciento de ese dos por ciento de personas que tenemos cáncer de mieloma múltiple en el mundo. Para colmo con sangre A negativo, que casi no hay. Y ahora nos tratan como muertos en vida a donde vayamos.
Pasando a la movilidad, las personas que usamos silla de ruedas en México según el Inegi hasta 2022 sólo somos 7.3 millones, ¡de cerca de 130 millones! Pero la etiqueta inmediata es de incapaz.
En temas de paternidad sólo uno de cada 16 millones de nacimientos en el mundo son trillizos y no encontré datos de cuántos papás tenemos la custodia de trillizos en México, sería interesante saberlo para saber qué tipo de etiqueta recibiríamos.
Sin duda, las minorías debemos asumirnos tal vez como lo establecen las definiciones de la Real Academia, pero el propósito más interesante sería asumirnos realmente como parte integrante del todo sin necesidad de segmentar o dividir, pero observándonos y respetándonos con todas nuestras características, limitaciones o ventajas, sin etiquetas que sólo dañan y dividen a las sociedades.
Creo que sólo así, lograremos un verdadero país unido, sin dividir por rasgos físicos o socio demográficos. Sin dividirnos por preferencias políticas, sexuales o religiosas. Sin etiquetar por capacidades o discapacidades. Creo que por allí va el camino.
Si nos vemos con detenimiento estoy seguro que cada uno de nosotros puede acumular características que nos hacen ser por nosotros mismos una minoría parte de. Y en ese sentido todos somos únicos y todos creamos un ente público llamado sociedad que es única, y que debe ser reconstruida y para crear ese país único que podemos ser.
¿Ustedes qué opinan?