A veces uno no sabe lo que hace y poco a poco las coincidencias se acumulan. Algo habrá que hacer con ellas, por lo menos contarlas. Me viene a la mente cuando vi la película de 2009, Los gatos persas, en la que un par de músicos iraníes en la búsqueda de poder salir para dar unos conciertos en el extranjero, deben cumplir con cada una de las restricciones estipuladas por su gobierno. Así, la cámara los sigue mientras tratan de conformar una suerte de agrupación ficticia que les permita obtener una visa para hacer realidad el sueño de viajar con sus canciones a otras latitudes.
Me gusta pensar que esta película es un documental. En ella tenemos una instantánea de varios proyectos musicales de aquel lejano país, con propuestas muy diferentes entre sí, que dan una probada de su idiosincrasia. En una de las pláticas que se desarrollan en la obra, un baterista menciona que su sueño es viajar a Islandia algún día, a lo que los demás le responden: ¿para ver a Sigur Rós en vivo? Y todos asienten con una sonrisa.
Si llegado aquí estimado lector, no has escuchado alguna de las composiciones de Jónsi y compañía, te conmino encarecidamente a poner en pausa esta lectura y reproducir Svefn-G-Englar.
De nada.
Tómatelo con calma
… si no, terminarás en un hospital. Yo también sueño con algún día ver a Sigur Rós en vivo, ya sea en Islandia o en cualquier otra geografía. Hasta el momento no se ha logrado, pero algún día así será. La semana pasada mientras revisaba mi celular me encontré con una noticia que me dio mucho gusto: Retro Stefson está de vuelta.
La banda surgida hace casi dos décadas atrás y que se mantiene en silencio desde 2016, anunció que ha vuelto a los ensayos para tener una presentación a fines de este año en su país natal: Islandia. Emocionado por el retorno del que quizá sea uno de los secretos mejor guardados de la escena musical de aquella isla en el océano Atlántico, decidí escucharlos.
Así descubrí que “Eusebio”, canción de su disco Kimbabwe, parte con la siguiente línea: La paciencia es la clave. Una frase que yo sentía muy mía y que quizá era de ellos, ahora me vengo a enterar. ¿Coincidencia o conspiración?
Si bien este año no planeo viajar a verlos, seguramente algún día lo haré. Cada noviembre, en Reykjavík se celebra un majestuoso e interesantísimo festival musical, el Iceland Airwaves, del que seguro los hermanos Stefánsson ya volverán a ser parte. En aquel futuro incierto aprovecharé mi forzosa visita para apreciar sus géiseres y conocer su afamado museo de penes. Xcaret y su Festival de Vida y Muerte deberán esperar en tal ocasión.
No te pierdas
La misma semana pasada, Sura comentó que le sorprendía mi capacidad de ver las cosas siempre con un cierto dejo de inocencia. Yo le relaté que justo ese día reflexionaba en una frase que me ha marcado: Nunca pierdas la capacidad de sorprenderte.
Investigué su origen y esta llegó a mí gracias a otra banda, en este caso Yeti, el proyecto que el bajista de The Libertines emprendió cuando todo se deshizo entre Pete y Carl. Volví a escuchar The Legend of Yeti Gonzales y siguió sin generarme un alto impacto, es por eso que ahora toca explorar a The Pogues, a quienes se les rinde un marcado homenaje en dicho disco.
En retrospectiva siempre es más fácil unir los puntos.