Era viernes, fuimos a una inauguración y tras yantar, se hizo temprano para la cita pero ya estaba ahí, compré unos chicles y me adentré al lugar de nombre engañoso, donde nos dijeron que no tienen porque la cerveza de nombre felino ya está descontinuada, ¿cómo va ser?

Hágase mi santa voluntad

Ya bien cenado uno se siente dispuesto a todo. Para tomar hay que alistar el estómago, escuché a alguien decir; y para un concierto toca ir preparado, no llevé mis tapones, pero sí un libro que me aligeraría la espera. Porque, a ver, ¿qué cosa empezó alguna vez a tiempo en este país?

Ni su independencia.

Por suerte llevé mi INE, no como cierta acompañante de una de las bandas, a la que por esta carencia le fue denegada su entrada al local, lo que derivó en que quienes fungían de locales en esta jornada cancelaran su participación. Berrinche o catarsis, supongo que depende del cristal con que se mire. Caras vemos, historias no sabemos.

Aproveché para entablar una conversación que partió sobre el psicoanálisis, lo edípico en su majestad imperial Silverio, las preguntas chidas, y que derivó en la objetividad del gusto, pero se quedó trunca porque a un chavo se lo querían madrear unos repartidores y el Fuzz partió ipso facto a tirarle esquina, no vaya ser.

La violencia, inevitablemente, genera duplicados.

Barrio negro

Para su primer aniversario, los organizadores tuvieron a bien echar la casa por la ventana y reunir a un gran elenco. Un festejo en toda la extensión de la palabra.

Duck Punch, desde tierras queretanas, nos hizo el honor de traer al Caribe todo su horror pop de muy buena manufactura. Probaron piezas viejas y nuevas de su repertorio, el cual tiene el propósito de narrar las aventuras y desventuras del Capitán Medianoche.

En la pausa salí a tomar el aire y decidir mi próximo movimiento. No se reanudó la plática anterior, pero surgieron otras, como la que me hizo saber que Killed By Death hace referencia a una serie de compilados punk provenientes de diversas partes del mundo cuyo único deseo es volarle la cabeza a cualquier incauto, y dentro de sus víctimas se encuentran los miembros de Sistema de Entretenimiento, que oriundos de Mollet del Vallès, población periférica de Barcelona, pudieron encontrar en el Anime doblado al catalán, un gran elemento identitario.

 ¿Qué es ser cancunense, Fer?

 Pues nacer aquí güey.

 Y, ¿si no naciste, aquí?...

La decisión

Me quedé a ver a la genial e imperdible banda chetumaleña Melted Ice Cream, o Helado Derretido para hispanohablantes, y en honor al Comandante, que estaba recién llegado, nos echamos la primera. No fueron muchas esa noche, que terminó abruptamente a causa de una vesícula traidora. Alcanzamos algo de Te vi en un planetario, pero había que despedirse. Lo bueno que al menos uno de sus integrantes regresa en mayo para presentarse como parte de La Texana.

No pude ver al acto de cierre, que al día siguiente partió rumbo a Tijuana, “qué paja no quedarse a conocer esta belleza, tío”, pero ya habrá otra oportunidad. Orange Husky  —o perro peludo y naranja— al final sí se subieron al escenario. Menos mal.

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