Vista aérea de Bacalar.
Uno de los principales desafíos en Bacalar es la capacidad de carga del ecosistema. Credit: Esmaragdo Camaz.

El auge turístico y económico de Bacalar ha traído consigo retos ambientales y sociales que amenazan la estabilidad de su icónica laguna.

Según la investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, Luisa Falcón Álvarez, la falta de ordenamiento territorial y la escasez de recursos municipales dificultan la implementación de estrategias sostenibles.

Turismo desbordado y presión sobre el ecosistema

Uno de los principales desafíos en Bacalar es la capacidad de carga del ecosistema.

Durante la temporada alta, la afluencia turística provoca un crecimiento poblacional de hasta 800 %, ejerciendo una presión excesiva sobre la laguna.

Aunque algunos hoteles y comercios han implementado ecotecnias para el tratamiento de aguas residuales, la ausencia de estudios detallados sobre la capacidad hotelera y turística complica la planificación urbana.

Luisa Falcón Álvarez, investigadora de la UNAM.
Luisa Falcón Álvarez, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM. Credit: Especial.

Falta de infraestructura y monitoreo ambiental

Las instituciones locales, como la Dirección de Ecología y Turismo, operan con recursos limitados, lo que dificulta la vigilancia y el control del impacto ambiental.

La Administración Portuaria Integral de Quintana Roo (Apiqroo), por ejemplo, solo cuenta con una lancha para toda la vigilancia del estado, lo que impide un monitoreo adecuado del ecosistema.


Planeación inconsistente y presión inmobiliaria

Otro obstáculo es la discontinuidad en la planeación territorial debido a cambios administrativos cada tres o seis años.

Esta falta de continuidad en las políticas públicas favorece a desarrolladores con intereses particulares, lo que afecta el bienestar colectivo y el equilibrio ambiental.

Turistas en la laguna de Bacalar.
Turismo en Bacalar. Credit: Esmaragdo Camaz.

Áreas protegidas: conservación y conflictos sociales

La delimitación de áreas naturales protegidas ha generado tensiones en algunas comunidades. Aunque su objetivo es la conservación, en algunos casos han marginado a poblaciones locales, generando resistencia hacia estas medidas.

Esperanza en la organización comunitaria

A pesar de estos desafíos, Bacalar destaca por su fuerte organización comunitaria. Asociaciones civiles trabajan en conjunto con instituciones científicas como la UNAM y El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) para monitorear la calidad del agua y proteger ecosistemas clave, como los manglares y los estromatolitos.

Iniciativas como el "Miércoles sin lanchas" reflejan el compromiso social en la conservación de la laguna, demostrando que la participación ciudadana es clave para un desarrollo sostenible.

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