El Aeropuerto Internacional de Cancún, la puerta de entrada para millones de turistas al Caribe Mexicano, ha sido también un campo de batalla donde la movilidad es secuestrada por intereses privados que imponen tarifas de locura en un entorno de violencia para quienes sólo buscan transportarse de manera segura y accesible.
Desde hace años, las tarifas excesivas, el acoso de los llamados jaladores y las agresiones por parte de taxistas han afectado la imagen del destino turístico más importante de México, de América Latina y del mundo.
Además de la violencia, uno de los principales problemas es el abuso en las tarifas. Viajes desde el aeropuerto hacia la Zona Hotelera, la zona urbana o el centro de Cancún llegan a superar los dos mil pesos, tal y como lo evidenció el influencer Luisito Comunica en el mes de enero.
Las tarifas estratosféricas, el acoso de los jaladores y las agresiones de taxistas han sido la mancha en la postal del destino turístico. Lo que debería ser un viaje placentero comienza con un viacrucis: precios de locura, presiones indebidas y, en el peor de los casos, enfrentamientos.
Un puñado de empresarios ha sabido jugar con las lagunas legales para disfrazar de servicio de transporte un negocio sin competencia, debido a la falta de opciones reales para los pasajeros.
Ahora, sin embargo, hay una noticia que transforma radicalmente el panorama. La gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama, anunció ayer una alternativa de transporte que representa un respiro y una opción tangible para miles de usuarios del aeropuerto.
Se trata de una ruta directa desde las terminales 2, 3 y 4 hacia la Zona Hotelera, con un costo accesible de 140 pesos.
Este servicio, operado por ADO, no sólo es una alternativa económica, sino que también representa un golpe directo al modelo de abuso que han sostenido los taxistas con placas federales y algunos servicios privados.
Por primera vez, los pasajeros tienen un servicio oficial, regulado y a precio justo, que pone en jaque la narrativa de "no hay otra forma de salir del aeropuerto sin pagar una fortuna".
La medida es un paso en la dirección correcta. Significa devolverles a los turistas y quintanarroenses el derecho a elegir cómo moverse sin temor a ser estafados, insultados y hasta agredidos.
Además, es un mensaje claro: la movilidad en un destino turístico de esta magnitud no puede depender de intereses particulares, sino del bienestar y la experiencia positiva de los usuarios.
La ruta de ADO podría marcar el inicio de una transformación más profunda en el transporte de Cancún. Quizás en un futuro haya más empresas con más opciones de movilidad, poniendo fin de una vez por todas al abuso en el transporte del aeropuerto.
Por ahora, la gobernadora trae buenas noticias, y la competencia ha llegado.