¿Cuándo es un buen momento para parar? Muchos lo hacemos cuando ya no podemos más, llegamos al límite de nuestras fuerzas y terminamos extenuados. Al agotarse, uno ya no puede rendir más y sanseacabó. Es curioso que enfermarse venga del francés, donde significa encerrarse. Le pones llave a la puerta y la tiras por ahí a ver si alguien la encuentra.
El árbol que más frutos da es aquel que está a punto de morir.
He aprendido que la mayoría de las veces, cuando no estás listo para tomar una decisión, algo que puedes hacer es estar pendiente de tu entorno y ver cuál es el impacto que tienes en él. Dejar que ello te ayude a determinar el camino que has de tomar, quizá el menos transitado.
Huella de carbono
Recuerdo un documental que vi hace ya muchos ayeres sobre un hombre japonés que optó por abandonarlo todo e irse a vivir a una isla en medio de la nada. Sin ropa ni grandes posesiones se dedicaba a subsistir tratando de causar el mínimo impacto al medio ambiente. Cada tanto se subía al punto más elevado del islote que habitaba buscando distinguir el lugar de su refugio y comprobar si había alterado mucho la zona circundante. Prometía que cuando su huella fuera lo suficientemente grande, cargaría con sus huesos a otro lado, quizá de vuelta a la civilización.
Se me hizo una gran filosofía de vida, pero bueno, lo que vi fue una pieza audiovisual de Vice y cuanto decía su protagonista venía a mí traducido, ya con mucha manipulación de por medio recordemos aquello de traduttore, traditore y de pronto tenemos a Malintzin convirtiéndose en Doña Marina dando a luz a los primeros mexicanos.
Imponderables
En búsqueda de expandir la religión católica, representantes de la recientemente fundada Compañía de Jesús arribaron a la India, donde pretendían hacerse de adeptos. Pero no contaron con mucha suerte al no estar preparados para lo que se encontraron.
Ahí, el ahora santo Francisco Javier conoció a Anjiro, personaje originario del país del Sol Naciente versado en el portugués y así lograron comunicarse. Poco a poco el religioso enterose de cómo era la nación que había expulsado de sus entrañas al comerciante, y se termino por convencer de emprender una nueva misión evangelizadora en el Oriente.
En Zipango, los jesuitas tuvieron un relativo éxito, en medio de un periodo bastante convulso para las islas niponas. Decidieron irse de la India, donde no eran muy bienvenidos, por más que ahí desearan estar y probaron suerte en otro espacio que quizá no se les antojaba, pero en el que se acoplaron mejor dados los conocimientos adquiridos. Hasta que también de ahí los echaron, ya que nada es para siempre y eso lo sabemos todos, aunque a veces se nos olvide.