En el cónclave se elegirá al nuevo Papa.
Tras la muerte del Papa Francisco habrá un cónclave para elegir a su sucesor. Credit: Alberto Pizzoli / AFP

Con la apertura de la Sede Apostólica Vacante comienza el proceso más enigmático y reservado del mundo religioso: el Cónclave.

Asimismo, este rito ancestral tiene lugar en el corazón de El Vaticano, donde cardenales de todo el planeta se reunirán para elegir al nuevo Papa.

¿Qué es el Cónclave y cómo se lleva a cabo?

El término Cónclave proviene del latín cum clave, que significa "bajo llave". Así, los cardenales menores de 80 años se encierran en la Capilla Sixtina bajo estrictas normas de confidencialidad, sin contacto con el exterior, hasta definir al sucesor del Papa fallecido.

Durante este encierro, los cardenales participan en varias rondas de votación. Para ser electo, el futuro pontífice debe contar con al menos el 75% de los votos.

En caso de no lograr consenso, se emite humo negro desde la capilla. Cuando finalmente hay acuerdo, el humo blanco anuncia que "tenemos Papa".

México también participa

En este proceso, dos cardenales mexicanos tendrán voto:

  1. Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México
  2. Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara

Ambos forman parte del selecto grupo de 135 cardenales electores con derecho a elegir al próximo líder de la Iglesia Católica. Aunque los obispos mayores de 80 años no votan, pueden estar presentes como observadores.

El ritual final: humo blanco y “Habemus Papam”

Tras la elección, el nuevo Papa es conducido a la llamada Sala de las Lágrimas, donde elegirá uno de los tres trajes pontificios preparados. Minutos después, se asomará al balcón central de la Basílica de San Pedro.

Ahí, el cardenal protodiácono pronunciará las palabras Habemus Papam, con lo que el mundo conocerá al nuevo líder espiritual de más de mil millones de católicos. Posteriormente, el pontífice impartirá su primera bendición Urbi et Orbi.

Para preservar el secreto del proceso, todas las boletas son quemadas inmediatamente.

Finalmente, la última vez que se vivió este histórico momento fue en 2013, cuando fue elegido el papa Francisco, tras la renuncia de Benedicto XVI.