La maternidad dejó de ser una fiesta hace tres años, cuando la sombra de la desaparición le arrebató a su hija menor, María Fernanda Cayetana. Pero el dolor no tiene fondo. Apenas el pasado marzo la tragedia volvió a golpear a Daysi Blanco Chi: uno de sus hijos fue asesinado. Un homicidio más en una entidad que acumula cifras, pero olvida los nombres.
Maternidad en duelo
Para Daysi, el Día de las Madres se ha vuelto un ritual de lucha, duelo y resistencia, una peregrinación entre fichas de búsqueda, el Servicio Médico Forense (Semefo) y pelear con la Fiscalía para que busquen a Fernanda. En vez de recibir abrazos, ella reparte volantes con el rostro de su hija y encabeza manifestaciones.

Cartel de búsqueda: el rostro de Fernanda
“Como madre, no tengo un 10 de mayo”, dice con voz firme que emana dolor. “Mi celebración es salir a buscar no sólo a Fernanda, también a todos esos jóvenes que se han vuelto parte de mí. Soy madre de cuatro, pero he adoptado a cientos en esta búsqueda incansable”.
“Mi esposo y mis otros dos hijos han sido mi sostén. Si mi familia no se ha hecho pedazos es porque esta madre no se dobla. Yo no me caigo, no me rindo, no me dejo quebrar”.

"No se rindan"
Ser madre para Deysi no es recibir flores, sino sostenerse entre ruinas. Y en medio de este caos, lanza un mensaje poderoso:
“A las que aún tienen a sus hijos, no importa si son rebeldes o distantes: abrácenlos. A las que no, no se rindan. Levanten la voz. Exijan justicia”.
Los días festivos duelen más porque agudizan lo perdido. El eco de una risa que ya no está, el lugar vacío en la mesa, el abrazo que no llega. Sin embargo, Deysi, una madre buscadora, se agarra a esos mismos recuerdos para no ceder al abismo.
"Quienes no tengan a sus hijos consigo levanten la voz para exigir justicia a las autoridades, no dejen de buscarlos, no se dejen vencer ni intimidar por nadie; hay que levantar la voz por cada hijo o hija que hoy no esté con su madre".

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