La votación más alta en las últimas décadas fue la presidencial de 1994, cuando el índice de participación fue de 77.16 por ciento y Ernesto Zedillo ganó con el 48.6 por ciento de esos votos, seguido por Diego Fernández de Cevallos con 25.9 por ciento y Cuauhtémoc Cárdenas con 16.5 por ciento.

Fueron las “elecciones del miedo”, es decir, el aparato priista que estaba tan desgastado como poderoso, implementó una campaña usando el asesinato de Luis Donaldo Colosio y el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, dos acciones que demostraban la decadencia de la “dictadura perfecta”, para provocar miedo contra la oposición.

Es un caso que pasó a la historia como la mayor manipulación de creencias y emociones por parte del Estado, con el fin de influir en la opinión pública y en la actitud del voto, que tampoco fue a favor del candidato del PAN, quien jugó un papel apuntalando ese proyecto al retirarse de la campaña para no estorbar en el triunfo de Zedillo.

Lo que sucedió con el Gobierno de Zedillo ya es otra historia; viene al caso como un gran ejemplo de que el sistema construyó una (pos)verdad ajena a la realidad para ganar a toda costa y dejar la alternancia bipartidista controlada por el PRI-PAN para las siguientes elecciones, las del 2000, cuando Vicente Fox llegó al poder, y todo siguó igual.

Estos antecedentes vienen a cuento por las elecciones de este domingo 1 de junio de 2025, para elegir por primera vez al Poder Judicial; un proceso en donde la posverdad está a todo lo que da, la fabricación de versiones falsas es el arma predilecta de las élites que controlaban y se servían del Poder Judicial, construyendo historias para impedir que la gente salga a votar este domingo.

El caso “Televisaleaks” es apenas un ejemplo: Televisa creó una Vicepresidencia, a cargo de Javier Tejado Dondé, dedicada a la fabricación de ¡verdades falsas! para imponer intereses políticos y económicos, llegando a destruir, incluso, a alguno de sus socios, como es el caso de Interjet de la familia Alemán para que Emilio Azcárraga se quedara con todo.

El mayor triunfo de esas élites, que se resisten con todo a cualquier cambio en el Poder Judicial, es que la votación sea menor a 20 por ciento o al 17.7 por ciento alcanzado en las votaciones de revocación de mandato presidencial de 2022, cifra muy inferior al 40 por ciento que era el mínimo para que fueran vinculantes.

Este domingo votaremos en medio de una fuerte campaña de distorsión deliberada de la realidad y manipulación de emociones y creencias, para evitar la asistencia a las urnas. En este proceso todos estamos aprendiendo: gobiernos, partidos, la sociedad y los medios de comunicación; los resultados serán también una lección para todos. La pregunta es: ¿Se alcanzará o se superará el 20 por ciento? Usted tiene la última palabra.