Aunque el turismo muestra señales de dinamismo en la región, los hoteleros del sur de Quintana Roo se enfrentan al desafío de conservar tarifas competitivas sin afectar la operación ni la calidad del servicio.

Así lo afirmó Raúl Andrade Angulo, presidente de la Asociación de Hoteles del Centro y Sur del estado, quien destacó que, incluso en temporada baja, el objetivo principal es mantener la planta laboral activa.

“En el sur sabemos que el turismo es estacional, por eso tratamos de eficientar al máximo los periodos de alta afluencia como Semana Santa para compensar los meses más lentos. En temporada baja no se trata solo de bajar precios, sino de mantener un equilibrio que permita atraer visitantes sin afectar nuestras finanzas”, señaló Andrade.

Ajuste dinámico de tarifas para evitar despidos

El líder hotelero explicó que las tarifas se ajustan dinámicamente según la demanda y ocupación, incluso en tiempo real.

Sin embargo, aseguró que mantener los precios dentro de márgenes razonables permite al sector sostener sus operaciones sin recurrir a despidos ni al cierre de habitaciones.

“Aun cuando los ingresos disminuyen, nuestra prioridad es no prescindir del personal. La mayoría de los hoteles afiliados no ha liberado plantilla; al contrario, buscamos conservarla. La fortaleza del sector está en su gente”, puntualizó.

El turismo comunitario: una visión emergente

Además de la resiliencia del sector hotelero, Andrade subrayó que el sur del estado comienza a consolidarse como un destino turístico comunitario, inspirado en modelos sostenibles como el de Maya Kaán.

Ejidos y comunidades han mostrado interés por integrarse activamente en esta dinámica, lo que representa una oportunidad, pero también un reto.

“Ya se habla de un destino comunitario para el sur del estado. Vemos interés de ejidos y comunidades por integrarse a esta actividad, lo cual es muy positivo. Sin embargo, para consolidar esta visión, necesitamos profesionalizar la oferta y construir productos turísticos sólidos, con capacidad de generar experiencias auténticas”, señaló.

Avances en Calderitas y la ribera del Río Hondo

Uno de los casos destacados es Calderitas, comunidad que, según Andrade, se encuentra cerca de consolidarse como nuevo polo de atracción turística.

La mejora en los servicios de restaurantes y el avance en infraestructura son señales positivas, al igual que el potencial de los balnearios en la ribera del Río Hondo.

“Los restaurantes han mejorado sus servicios y la infraestructura avanza. También hay que poner en valor los balnearios y espacios en la ribera del Río Hondo, que tienen un gran potencial si se articulan adecuadamente”, comentó.

Urge estrategia común para el desarrollo sostenible

A pesar de algunos esfuerzos institucionales previos —como el proyecto de turismo comunitario desarrollado por Fonatur antes de la pandemia— el avance de estas iniciativas es incierto.

Andrade advirtió sobre la necesidad urgente de integrar todos estos esfuerzos en una estrategia común, con visión de largo plazo y respaldo institucional.

“Turismo comunitario no es solo tener un atractivo, es preparar al operador, tener infraestructura y, sobre todo, saber cómo vender la experiencia. Ese es el reto”, concluyó.