Prestadores de servicios turísticos manifestaron su inquietud ante los recientes escurrimientos registrados en la zona rural de Bacalar, luego de las intensas lluvias del pasado fin de semana.
Su principal preocupación es que estos escurrimientos puedan llegar hasta la Laguna de Bacalar y alterar su emblemática colorimetría.
Aún se conservan los colores, pero hay incertidumbre
Max Contreras, administrador del Balneario Ejidal y operador turístico local, señaló que hasta el momento las aguas de la laguna mantienen sus característicos tonos azulados.
Sin embargo, advirtió que los efectos por escurrimientos no suelen ser inmediatos, por lo que persiste la incertidumbre.
“Tuvimos unas lluvias muy intensas, por fortuna los colores se mantienen, pero sí estamos preocupados por los escurrimientos que tardan en llegar, y por algún fenómeno que pueda ocurrir”, declaró.
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Recuerdan el precedente de la tormenta Cristóbal en 2020
Contreras recordó el caso de la tormenta tropical Cristóbal, que en junio de 2020 provocó un alto volumen de escurrimientos hacia la laguna, generando un cambio temporal en sus tonos naturales y afectando la actividad turística. “Es algo que no queremos volver a vivir”, comentó.
Piden vigilancia ante temporada de huracanes
Aunque hasta ahora las autoridades ambientales no han reportado alteraciones en la calidad del agua ni en los ecosistemas de la laguna, los prestadores de servicios hicieron un llamado urgente a reforzar la vigilancia ambiental y a implementar medidas preventivas ante el inicio de la temporada de huracanes.
Bacalar, un tesoro ecoturístico
La Laguna de Bacalar es reconocida a nivel nacional e internacional por sus siete colores, producto de su composición geológica y calidad de agua.
Este fenómeno natural es clave para el ecoturismo en Quintana Roo, por lo que su conservación es una prioridad para las comunidades locales.