La península de Yucatán enfrenta una crisis hídrica profunda, silenciosa y largamente ignorada.
Científicos, representantes de la sociedad civil y autoridades lo advirtieron durante el Primer Foro Regional de Saneamiento para la Sustentabilidad del Agua: el acuífero kárstico, la principal fuente de agua subterránea en la región, se encuentra gravemente deteriorado y necesita atención inmediata.
Aunque el problema no es visible a simple vista, su impacto es real y creciente.
El agua, al encontrarse bajo tierra, suele quedar fuera del radar público y político, lo que ha frenado inversiones en infraestructura y acciones preventivas clave para garantizar la sostenibilidad hídrica en la región.
Urbanización caótica agrava la crisis hídrica en Yucatán
Especialistas señalaron que el sistema hídrico está siendo contaminado por descargas urbanas, residuos agrícolas, aguas mal tratadas y una urbanización desordenada.
A esto se suma la falta de un modelo de desarrollo que integre el medio ambiente como eje rector, provocando una creciente vulnerabilidad hídrica.
La fragmentación institucional, la escasa fiscalización de pozos privados y desarrollos turísticos, así como la débil planeación urbana, fueron identificados como factores de riesgo que exigen cambios profundos en las políticas de desarrollo territorial.
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Propuestas urgentes: de leyes a tecnología
Durante el foro se propuso la creación del Programa Integral de Protección al Agua Subterránea (PIPAS).
También se plantearon reformas legales para regular la extracción en pozos privados, proteger los cenotes.
Asimismo, se expuso el uso de herramientas como la inteligencia artificial y modelos bioeconómicos en la planificación hídrica.
Se insistió en la necesidad de políticas públicas basadas en justicia ambiental, tecnología aplicada y gobernanza participativa.
Un ejemplo relevante fue la colaboración con empresas neerlandesas que desarrollan tecnologías avanzadas de tratamiento de aguas residuales, adaptables a las condiciones locales de la península.

Las comunidades toman la delantera ante el abandono
Ante el vacío institucional, algunas comunidades han optado por tomar la iniciativa. Casos como el de Maya Ka’an o el Grupo Porcícola Chapab fueron destacados como modelos de gestión sustentable del agua. Estas iniciativas integran ecotecnologías, control de residuos y vigilancia ciudadana.
También se propuso reconocer legalmente a los Comités Comunitarios de Agua y fortalecer la educación ambiental como medidas indispensables para revertir la crisis.
Riesgos sanitarios y presión sobre el campo
El foro también documentó la presencia de virus entéricos en el agua, altos niveles de contaminación por nutrientes en zonas costeras y deficiencias graves en el manejo de aguas residuales, muchas de las cuales quedaron expuestas durante la pandemia de Covid-19.
El sector agrícola no está exento. Se enfrenta a altos costos de tecnificación, uso indiscriminado de agroquímicos y ausencia de regulación en el uso de aguas tratadas para riego, sumando presión a un sistema ya sobrecargado.
La advertencia es clara: el colapso es inminente
Los participantes del foro coincidieron en que la península de Yucatán se encuentra al borde de una emergencia hídrica irreversible.
La situación exige voluntad política, una planificación territorial con enfoque ambiental y la corresponsabilidad social de todos los sectores.
El agua no es solo un recurso. Es un derecho humano, un patrimonio natural y cultural que hoy está en riesgo de colapsar si no se toman medidas urgentes.