Finalizan los megaproyectos y la economía se frena

La economía de Quintana Roo muestra señales de desaceleración tras la conclusión de los megaproyectos federales como el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional de Tulum.

De acuerdo con el Colegio de Economistas del estado, el cierre de este ciclo de inversión pública ha provocado una contracción visible en los indicadores económicos, particularmente en el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE).

Ana Marleny Rivero Canché, presidenta del Colegio, explicó que el estado atraviesa una transición económica al regresar a su tradicional dependencia del sector terciario, principalmente el turismo y los servicios.

Aunque el fenómeno es en parte natural, advirtió sobre riesgos externos que podrían agudizar la situación.

Colapso de actividades secundarias en Quintana Roo

Entre 2022 y 2024, la economía estatal creció impulsada por los sectores relacionados con obras públicas, como la construcción, minería y servicios vinculados.

Sin embargo, tras la finalización de los proyectos, las actividades secundarias se desplomaron un 51.4%, la mayor caída a nivel nacional. Aun descontando la minería petrolera, la contracción sigue siendo del 9.4%.

Este retroceso contrasta fuertemente con el crecimiento del 16.2% registrado por el estado en el mismo trimestre de 2024, lo que evidencia la alta dependencia de la inversión pública como motor económico.

Amenazas externas en el horizonte

A partir del 1 de agosto, Estados Unidos aplicará nuevos aranceles del 30% a productos como acero, aluminio y automóviles.

Aunque Quintana Roo no depende directamente de estas industrias, los costos de insumos importados podrían aumentar, afectando de forma indirecta al transporte, comercio y turismo, sectores estratégicos para la región.

Urgente, una economía más diversificada

Pese a este entorno, el consumo interno y el gasto público han dado cierta estabilidad, sostenidos por programas sociales.

No obstante, el Colegio de Economistas subraya la necesidad de un cambio estructural: Quintana Roo debe apostar por una economía más diversificada, que integre industrias tecnológicas, logísticas e incluso manufactureras, más allá del turismo como eje principal.