Desde diciembre de 2020 el Agua empezó a cotizar en la bolsa de valores de Nueva York, donde se dirige la política neoliberal en el mundo. Es el extremo del predominio del mercado. Es decir, cuando venga la escasez extrema que no falta mucho, solo podrán tomar agua quienes puedan pagarla y las demás personas morirán de sed. Y eso ¡será legal!

Si alguna política distingue al proyecto de gobierno que surgió en 2018, es precisamente que se haya declarado al agua como un derecho humano y no una mercancía en el mercado de valores. ¡es la diferencia!

En este modelo ya se encuentra también en los mercados de futuros en la bolsa neoyorkina la naranja, el carbón, el petróleo y gas natural, el oro y la plata, dentro de esa canasta en la que ya se agregó el agua, porque se trata de un bien cada vez más escaso. Es decir, la solución es garantizar que cuando escasee más, solo puedan obtenerla quienes puedan pagar por el precio establecido en la bolsa de valores.

El agua es un tema de mucha relevancia y ya no es un tema de futuro, sino que es una realidad presente. Con el neoliberalismo se ha expropiado el agua a pueblos y comunidades para dárselas a diversas industrias. En México tenemos varios ejemplos.

Quienes están a favor del agua como una mercancía en la bolsa de valores, son las más poderosas y que usan mayor cantidad de agua en sus procesos, como son la minería, la fabricación de cerveza y hasta las concesiones para brindar el servicio de agua potable para las viviendas, como Aguakán en Quintana Roo.

¿De dónde extrae el vital líquido Aguakán para dar el servicio? Este recurso ¿es eterno? ¿Cuánto existe? ¿En qué momento no va a poder satisfacer la demanda de agua en Cancún, Playa del Carmen, Cozumel, Tulum, Puerto Morelos?

Cuando empiece a escasear el agua, ¿la prioridad la van a tener las corporaciones hoteleras, aunque el pueblo no tenga agua para beber?

 De esto prácticamente no se habla, pero Aguakán la extrae del manto freático, del sistema de ríos subterráneos en la península, que es un patrimonio de la nación y la humanidad, ahora concesionado a un particular transnacional para que haga negocio.

De ahí la importancia que el caso Aguakán avance y se resuelva conforme a derecho y con el criterio de que el agua no es una mercancía en la bolsa de valores, sino un derecho humano.

El silencio se mantiene en cuanto a la concesión, pero habrá de cuidarse también que la voracidad verde no imponga una empresa “carnala” bajo los intereses de Jorge Emilio González y/o de Manuel Velasco, quienes controlan los negocios en que han convertido los servicios municipales de la basura, el transporte, los basureros, en los municipios bajo su control, como son los casos de Cancún, Puerto Morelos, Playa del Carmen y Tulum.

O que bajo una simulación, impongan en CAPA a un empresario del agua vinculado a los verdes para que el negocio sea desde el gobierno mismo, lo cual es su especialidad. No es tema menor preguntarse si en Quintana Roo el agua ¿será una mercancía concesionada o un derecho humano? Usted tiene la última palabra.