Quintana Roo se prepara para un cambio radical: convertir el sargazo, un problema ambiental, en un motor de desarrollo económico y energético. Este ambicioso plan avanza con una planta piloto en Cancún y la proyección de una planta industrial de 150 millones de dólares, cuya construcción se espera para 2026.
La información, compartida por la gobernadora Mara Lezama, confirma que, después de dos años de investigación, la planta piloto ya está en la fase de industrialización. El objetivo es claro: dejar de ver el sargazo como un residuo para transformarlo en recursos valiosos como biogás, biomasa y otros productos.

Tecnología y productos innovadores. ¿Qué se obtendrá del sargazo en Quintana Roo?
El proyecto industrial, que ya está en su etapa de expediente técnico, utilizará tecnología de punta, incluyendo biodigestores y calderas de biomasa, para un aprovechamiento integral del sargazo.
Se han identificado hasta 140 productos potenciales que van desde materiales de construcción hasta insumos para la agricultura. Sin embargo, la producción y venta de estos productos dependerá de la validación de entidades científicas y sanitarias como el Conahcyt y la Cofepris.

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Monitoreo satelital y barreras marinas
Quintana Roo no solo se enfoca en la industrialización. Es el único estado en México que cuenta con un centro de monitoreo de sargazo en tiempo real. Este sistema, apoyado por tres satélites de la Agencia Espacial Europea, junto con 10 kilómetros de barreras marinas y embarcaciones especializadas, ha mejorado la recolección y reducido el impacto en las playas.
La gobernadora enfatizó que esta estrategia, fruto de la colaboración entre científicos, empresarios y autoridades, busca generar empleo, impulsar la innovación y fomentar un desarrollo económico sostenible. Es una prueba de que el sargazo puede ser una solución sustentable para el estado.