Bodas en el caribe mexicano.
La época más activa es de diciembre a abril, asegura Julio Macías, presidente de la Acibep. Credit: Especial

El Caribe Mexicano, uno de los destinos líderes a nivel mundial en bodas de destino, tiene bien definidos sus meses más demandados para este segmento turístico, de acuerdo con el comportamiento estacional de clima, precios y ocupación hotelera.

Asimismo, de diciembre a abril se concentran la mayor parte de enlaces matrimoniales en Cancún, Riviera Maya y Costa Mujeres un destino que está agarrando mucha fuerza, dijo Julio Macías Cardoso, presidente de la Asociación de Coordinadores Independientes de Bodas y Eventos Profesionales (Acibep).

Temporada alta del Caribe Mexicano para bodas

“Aprovechando que en esa temporada el clima es más agradable con menos calor, aunque con precios más elevados y ocupaciones hoteleras que superan en promedio el 90 por ciento. Noviembre también figura como un mes atractivo, pues marca el inicio de la temporada seca, con costos aún moderados antes del repunte navideño”, indicó.

Los meses considerados de “hombro”, como mayo y finales de noviembre, ofrecen un equilibrio interesante, buen clima y tarifas más accesibles, con niveles de ocupación en torno al 75 por ciento.

Lluvias afectan celebraciones

En contraste, de junio a octubre disminuye la actividad de bodas debido a la temporada de lluvias y huracanes. Septiembre y octubre son los menos recomendados, ya que coinciden con los picos de fenómenos meteorológicos y una mayor humedad, lo que eleva el riesgo para celebraciones al aire libre.

De acuerdo con un análisis estacional ilustrativo, los índices de clima para bodas en el Caribe Mexicano alcanzan calificaciones de entre ocho y sobre 10 de diciembre a marzo, caen a dos y tres en septiembre y octubre, y se recuperan a partir de noviembre con siete puntos.

Impacto económico en el Caribe Mexicano

En 2024, se llevaron a cabo al menos 130 mil bodas en destinos del Caribe Mexicano, entre civiles, simbólicas, religiosas, etcétera.

Cada ceremonia genera en promedio una estadía de tres a cinco noches por invitado, con un gasto superior al del turista convencional. En temporadas altas se realizan hasta 500 bodas mensuales en la región.