El Pan de Muerto tiene profundas raíces históricas que se remontan a rituales prehispánicos, fusionadas luego con la influencia europea durante la época colonial.
Asimismo y de acuerdo con la Secretaría de Cultura, esta gastronomía emblemática del Día de Muertos (2 de noviembre) refleja el sincretismo cultural que caracteriza a México, y cada año revive no solo como alimento, sino como símbolo espiritual y artístico en cada hogar.

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Origen y significado del Pan de Muerto
Su antecedente se encuentra en tradiciones indígenas donde se ofrecían alimentos como amaranto o panes rústicos en ofrendas para honrar a los muertos.
Con la llegada de los españoles se introdujo el trigo, el azúcar, el horno y nuevas técnicas de panificación, transformándose así en el Pan de Muerto como se conoce hoy.
Los elementos de su forma —la pieza redonda del cuerpo, la bolita encima que representa la cabeza, y los “huesitos” que simulan huesos— narran simbólicamente el ciclo de la vida y la muerte, así como los cuatro puntos cardinales.
El aroma clásico puede incorporar agua de azahar, ralladura de naranja o anís, dependiendo de la región.

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Principales ingredientes
- Harina de trigo
- Azúcar
- Huevo
- Mantequilla o manteca
- Agua o leche
- Agua de azahar o ralladura de naranja
En Quintana Roo, como en muchas otras partes de México, ese pan tradicional se vende en panaderías locales durante la temporada de Día de Muertos.
Las panaderías ofrecen versiones clásicas y algunas con variaciones, como sabores adicionales o decoraciones especiales, siempre manteniendo viva la tradición y ofreciendo delicias recién horneadas para los habitantes y visitantes.

(Con información de El Universal y Sin Embargo)