Retroceso en un segmento clave de alto valor

El turismo de golf, uno de los mercados premium del Caribe Mexicano, registró un retroceso significativo durante el verano.

Andrés Mejía Rangel, profesional de Iberostar Golf Club Cancún, informó que la afluencia de jugadores disminuyó hasta 30%, afectada principalmente por la baja llegada de visitantes de Estados Unidos y Canadá, los dos mercados más sólidos para esta actividad.

“Los últimos tres meses fueron difíciles para el segmento; veníamos de años extraordinarios postpandemia, donde casi no se resentía la temporada baja.

Aunque ya se reportan señales positivas en esta temporada de invierno, se espera un cierre del año alcanzando los mismos números de 2024”, explicó.

Señales de recuperación hacia fin de año

Con base en las reservaciones hoteleras, se estima una recuperación del 10% en la demanda de este nicho, lo que permitiría cerrar 2025 con cifras equivalentes a las registradas en 2024.

Mejía destacó que el repunte de turistas canadienses ha sido determinante para esta tendencia.

El gasto promedio por estadía de un golfista ronda los 3,500 dólares, con estancias de una a tres semanas, por lo que cualquier variación en el flujo de visitantes impacta de forma directa en la derrama económica.

Un motor estratégico para la diversificación turística

De acuerdo con Ginna Funboma, CEO de Swing Travel and Golf, este segmento representa alrededor del 15% del total de visitantes que llegan al Caribe Mexicano.

Su comportamiento sostenido confirma que el golf no solo atrae a viajeros de alto poder adquisitivo, sino que funciona como un eje estratégico para la diversificación del estado.

Infraestructura de clase mundial y conectividad

El destino cuenta con 13 campos de golf de nivel internacional distribuidos en Cancún, Riviera Maya, Costa Mujeres y Cozumel.

De esta manera, se consolida como uno de los hubs más relevantes de América Latina.

La infraestructura especializada, la conectividad aérea global y la organización de torneos como el LPGA Riviera Maya Open han fortalecido su imagen entre profesionales y aficionados.

Además, este mercado es impulsado principalmente por jugadores provenientes de Estados Unidos, Canadá y Europa, quienes combinan estancias de lujo con actividades deportivas.

En promedio, estos viajeros gastan entre tres y cinco veces más que un turista convencional.

Ello genera una derrama significativa en alojamiento, campos, gastronomía, transporte y experiencias adicionales.