La reciente visita de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, a Quintana Roo dejó algo más que discursos y recorridos oficiales. Dejó la fotografía viva de un encuentro entre dos mujeres que hoy están marcando una nueva etapa para nuestro estado: Sheinbaum, desde el liderazgo nacional, y Mara Lezama, como la primera gobernadora en la historia de la entidad y con un liderazgo inalcanzable en el estado.
No se trató de una gira más. Fue la confirmación de una alianza que trasciende lo institucional. Dos trayectorias formadas en la lucha social, dos mujeres que aprendieron primero a escuchar antes de gobernar, dos liderazgos que entienden que el progreso debe sentirse en la vida diaria de la gente.
La presidenta llegó para entregar viviendas del programa Vivienda para el Bienestar, supervisar obras, revisar programas sociales y escuchar de frente a quienes esperaban respuestas. No vino a prometer, vino a cumplir. Y a su lado estuvo Mara Lezama, acompañando cada anuncio con la convicción de que la justicia social no ocurre por decreto, sino por esfuerzo constante.
En Playa del Carmen, la entrega de las primeras 225 viviendas del desarrollo “El Edén” dejó ver algo más profundo que un acto protocolario. Se vio la sintonía entre dos líderes que comparten un mismo propósito: que la prosperidad deje de ser un privilegio. Que las familias trabajadoras tengan una casa propia, un salario digno y una oportunidad real de vivir mejor.
Sheinbaum habló de salarios justos y de certidumbre para quienes sostienen la economía del país. Mara reforzó que en Quintana Roo la prosperidad debe ser compartida, no concentrada. Ambas coincidieron en que el bienestar empieza por lo básico: una vivienda, un ingreso, un gobierno que esté cerca.
Más allá de los anuncios, la visita mostró el estilo de liderazgo que ambas representan. No hubo confrontación ni estridencia. Hubo claridad, organización y presencia. Un liderazgo que entiende que la política sirve para resolver, no para dividir. Que un puente, un servicio social o un salario digno cambian más vidas que cualquier discurso.
Cuando la presidenta afirmó que “nunca se alejará del pueblo de Quintana Roo”, lo dijo con el peso de quien conoce la historia de este estado y sabe lo que significa sentirse escuchado. Y cuando Mara Lezama la acompañó en cada paso, quedó claro que Quintana Roo tiene hoy una gobernadora que no sólo gestiona: abre camino para que los programas federales lleguen a más familias.
Por primera vez en mucho tiempo, la agenda nacional y la agenda estatal caminan al mismo paso. No se trata de afinidad política, sino de visión. De dos mujeres que entienden la responsabilidad de gobernar con humanidad, con resultados y con sentido de justicia.
La gira terminó, pero lo que verdaderamente importa apenas comienza: que las viviendas se entreguen completas, que los apoyos sigan llegando, que la infraestructura avance, que la gente sienta que el gobierno acompaña su vida cotidiana. Si la alianza entre Sheinbaum y Lezama se mantiene firme, Quintana Roo podría estar entrando en uno de sus periodos de mayor estabilidad social y crecimiento compartido.
En este momento histórico, vale reconocerlo: la presidenta y la gobernadora están construyendo, juntas, un rumbo que puede transformar la vida de miles de familias. Y cuando el liderazgo se ejerce con propósito —como lo hacen ellas—, los resultados dejan de ser anuncios y se convierten en bienestar verdadero.
Quintana Roo lo ve, lo escucha y lo agradece.
Saque final: Sin duda alguna es cierto aquello de que hay personas que apenas se suben a un ladrillo se marean y pierden la esencia que antes tenían. El diputado de Morena, Santiago Frías Canché es un ejemplo del cambio que tiene la gente. En Tulum se pone interesante el escenario electoral para el 2027. Nos leemos la próxima semana y me pueden ver a las 2 de la tarde de lunes a viernes en Enlace SQCS.

