Pasar la entrada del metro se convierte en una experiencia única en la estación Coliseo, inaugurada tras 13 años de obras bajo el anfiteatro más famoso de Roma.
El nuevo complejo Colosseo-Fori Imperiali integra transporte, arqueología e ingeniería a cuatro niveles y hasta 32 metros de profundidad, conectando la línea C con la B.
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La estación Coliseo como museo subterráneo
Por el precio de un billete sencillo, los usuarios acceden a un recorrido museístico con unas 350 piezas halladas durante las excavaciones arqueológicas.
Entre vitrinas y muros históricos se exhiben jarras, lámparas, estatuillas, una espada de madera del siglo III a. C. y restos de antiguas viviendas romanas.
Destacan unas termas privadas de una domus republicana, sepultada tras el incendio del año 64 d. C. y la construcción de la Domus Aurea.
La obra utilizó una técnica arqueológica descendente que permitió excavar sin comprometer la estabilidad del entorno histórico del centro de Roma.
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Ingeniería, arqueología y movilidad urbana
Autoridades locales defendieron el proyecto como una oportunidad para mostrar la vida cotidiana de la antigua ciudad y reconciliar pasado y presente.
Desde un nivel superior, una abertura triangular ofrece una vista inédita del Coliseo, reforzando el valor cultural del transporte público romano.
Iniciada en 2007, la línea C sumará 31 estaciones a lo largo de 29 kilómetros, consolidando al metro como puerta de acceso al patrimonio histórico.
El proyecto redefine la experiencia urbana al viajar entre capas de historia viva bajo la capital italiana con innovación pública y visión cultural contemporánea.